Fernán Mirás nació de nuevo y tiene un nuevo cumpleaños para festejar: el 8 de octubre cuando, después de su llamado desesperado por un dolor de cabeza fulminante, los médicos atendieron de urgencia su cuadro de aneurisma y lo operaron de inmediato.
Así, de un momento a otro, de actuar en ART junto con Pablo Echarri y Mike Amigorena, Mirás pasó a quedar 20 días internado en la Clínica Los Arcos y, afortunadamente, hoy lo puede contar, ya recuperado y en forma, a sus 52 años.
Muy agradecido por el cariño de la gente, que todavía le hace llegar mensajes de apoyo y de afecto, el actor volvió a la tele y se sentó en No es tan tarde, donde detalló a Germán Paoloski el horrible momento que vivió, una experiencia cercana a la muerte que todavía lo emociona.
“Es la primera vez que salgo desde que tuve un bailecito. Estoy muy bien. Igual de boludo que antes”, arrancó el actor de Tango feroz, ATAV y tantas otras ficciones nacionales. Y agregó: “Vino sin aviso. Me veo obligado a agradecer a un montón de gente que me mandó saludos y mensajes mientras yo estaba por ahí”.
Con la emoción a flor de piel en todo momento, Mirás le agradeció al conductor su muestra de afecto, una de las tantas que recibió. “Me hacen llorar, la verdad es que fue rara la situación cuando veía que alguien por la calle se alegraba de que yo estaba bien”, dijo.
“Era muy rara esa situación de que alguien que yo no conozco pero que me conoce de toda la vida se alegre de que esté bien. Me hace llorar”, insistió, y recordó: “Una semana después de lo que me pasó leía la noticia y sonaba feo, pero yo estaba bien dentro de todo lo que me pasó”.
“Le debo la vida al equipo médico; me metieron un catéter, me enchufaron un tubo, me metieron unos filamentos…”, describió luego el procedimiento, el stent que le salvó la vida minutos después de padecer un doloroso llamado de atención.
“Yo tuve un malestar que era como si me explotara la cabeza. Sentí que lo que pasaba era claramente algo de ese orden y eso ayudó porque enseguida pedí un médico a domicilio y le dije ‘me está por explotar la cabeza’ y era literalmente lo que pasaba”, relató.
“Me llevaron en ambulancia en menos de una hora, explicándome que me iban a operar. Yo dejé un par de mensajes despidiéndome por si me moría, porque era peligrosa la operación”, siguió.
Y el actor cerró, conmovido al recordar ese momento límite en el que pensó que no habría retorno ni otra oportunidad de ver a Santiago, Sofía y Sebastián, sus hijos. “Si hablo de eso, lloro, pero le dejé un mensaje a mis hijos fingiendo algo casual, pero dije ‘de última, que tengan un último mensaje’”.