En las últimas dos semanas, el ambiente del tenis y el mundo del deporte en general asistieron a un acontecimiento notable y probablemente histórico: Rafael Nadal ganó su decimocuarto torneo de Roland Garros y sumó su vigesimosegunda consagración en Grand Slams, una marca nunca alcanzada por ningún otro tenista. En las semifinales protagonizaba una gran batalla ante Aleander Zverev, pero el alemán se lesionó feo, explotó en gritos de dolor y debió ser retirado del court en silla de ruedas.
A miles de kilómetros de la extravagante y lujuriosa París, en la mucho más humilde y menos pretenciosa Cañuelas, una serie de figuras del ambiente artístico argentino también participan de una competencia con una recompensa económica para el ganador. Pero mientras el español se hizo de 2.290.354 dólares por conquistar el mayor trofeo de los que se juegan en polvo de ladrillo, quien salga campeón del Hotel de los famosos recibirá "apenas" 50.000 billetes estadounidenses. Entre los que aspiraban al dinero estaba Mónica Farro, pero...
Disputando una de las pruebas -curiosamente, no parecía una de las más exigentes de todas a las que se someten- la vedette y actriz uruguaya sufrió una fuerte lesión que no sólo la marginó del realitie, sino que la obligará a seguir un estricto y riguroso tratamiento por casi tres meses. Al caer al piso, Farro generó la preocupación y la inmediata reaccción de los conductores y la mayoría de sus compañeros.
Si bien en un momento se pensó que podía tratarse de un esguince (demanda alrededor de 20 días en curarse) con el paso de la horas se confirmó que el diagnóstico era más bravo: Farro tiene rotos dos ligamentos, por eso esas expresiones de dolor que merecieron -por ejemplo- burlas y comentarios irónicos en el programa Mañanísima, de Carmen Barbieri.
Invitada del Pollo Alvarez y toda su banda de Nosotros a la mañana, Farro asistió al estudio superando las evidentes molestias y dificultades que presentaba para caminar. Además de dar sus impresiones sobre el juego, sobre los participantes y de maldecir una y otra vez el escaso tiempo que pudo estar en la competición, Farro ensayó una curiosa comparación acerca de lo que le sucedió.
"Nooooo, el dolor fue tremendo. Muy muy fuerte. Por eso los gritos, porque yo sentí enseguida que algo se había roto. Ojalá hubiera sido un esguince porque es mucho más fácil de curar y de superar. Pero no, fue una rotura de ligamentos. A mi me pasó lo mismo que Zverev, el que jugaba con Nadal. ¿No vieron los gritos que pegó? Y también tuvieron que sacarlo en silla de ruedas. Fue lo mismo, cuando lo vi me acordé mucho. ¡Pobrecito! El dolor es terrible, que nadie lo pase porque van a dejar de reírse como hicieron", comentó la uruguaya, y todos la miraron con un poco de asombro.
