Alma llegó al piso de Los 8 escalones y emocionó a todos desde el comienzo. Es que la mujer se presentó con una hermosa energía de alegría que invadió el estudio. Cada escalón que subía Guido sorprendido por su actitud en varias ocasiones le preguntó a qué se debía tanta felicidad y ella confesó: “Hay que ser feliz ahora, ya la pasé mal antes. Ahora hay que disfrutar”.
Ese comentario dejó entrever que su historia había sido compleja, pero solo dio detalles al convertirse en finalista, en la noche de este lunes 7 de agosto.
Cuando subió el último escalón y lo hizo junto al ganador del pasado viernes 4, junto con el conductor decidió contar parte de su vida.
“Alma es chocolatera, trabaja en su casa y hace bombones. Vive en González Catán y se dedica a los chocolates”, comenzó expresando el conductor. Fue en ese momento, que emocionada reveló que debió trabajar de muchas cosas para salir adelante.
“Si Guido. Hubo dos momentos que volví al chocolate. Una fue la herramienta para salir de una situación de calle y había quedado afuera del sistema y para salir recurrí a hacer pames, pizzas y bombones. Lo que tuviera llegada más rápido para hacerme de efectivo para seguir invirtiendo para alquilar una habitación de pensión”, destacó.
Emocionada, contó que tiene 4 hijos y que fue por eso que luchó por ellos: “Esto pasó cuando ellos eran chicos y bueno después pudimos alquilar un departamento. De ahí pasó la pandemia y ahí tuve que reinventarme con los chocolates y salía a entregar desayunos y regalos a domicilio. Salía en las mañanas con mucho frío. Ahora salí adelante y hoy vivimos en González Catán y ahora entro a mi casa y digo que la tele es mía y la mesa es mía”.
Finalmente concluyó con su duro relato: “Y entonces, eso es lo que me empuja a salir y a estar alegre. A disfrutar de la música de la vida. Pasé por un quirófano porque eso me enfermo, pero salí y agradezco a la vida día a día y agradezco vivir un día más. Eso es lo que trato de inculcarle a mis hijos y a mis nietos”.
