Además de ser el hombre que se forjó a sí mismo y de protagonizar una de las historias más curiosas e impactantes de la historia de la farándula –pasó de ser un simple y anónimo productor a ganar un Bailando y a liderar varias veces la siempre competitiva taquilla veraniega–, Pedro Alfonso es fana mal de River: le tira Brown de Adrogué por su infancia en José Marmol, al sur del conurbano bonaerense, pero él sufre y goza por el Millonario. Tanto que cuando su mujer, Paula Chaves, le dijo a fines de 2019 “Amor, escuchá… ¡¡y va el tercero…!!”, no sabía si le estaba contando que la familia se agrandaba una vez más –tienen dos hijos, Olivia y Baltazar– o si intentaba refrescarle el momento más feliz de los hinchas de la banda roja, aquel que sucedió en Madrid el 9 de diciembre de 2018.
Paula hablaba de la opción uno: como venían diciendo los rumores periodísticos hacía semanas, está embarazada. No sólo eso: espera una nena. Además, tuvo que renunciar al protagónico de Atrapados en el museo, la obra que finalmente encontró sobre el escenario a su marido con Julieta Prandi.
Esa deserción no fue la única que debió afrontar Paula en esta temporada de verano. La actriz, modelo y conductora televisiva (volvió a estar al frente de Bake off, el reality de pasteleros que encara Telefe, si es que el canal decide programarlo) fue la primera en volver de Córdoba después de pasar entre sierras, lagos y diques dos largos y provechosos meses.
Junto a su muchacho y sus dos criaturas, Paula se había instalado a principios de diciembre en Carlos Paz, donde Pedro dio uno de los “golpes de la temporada” al vencer con cierta holgura al promocionado Un estreno o un velorio de Flavio Mendoza. Al avecinarse marzo y el comienzo de las clases adelantó su regreso para preparar con todo el debut de Olivia, su hija mayor, en la escuela primaria. Llegó a la villa sin confirmar el embarazo y se fue con una dulce, hermosa y aun incipiente pancita donde gesta a su segunda nena.
Pedro se quedó en Córdoba. “Ya estoy extrañando un montón a Pau”, admitió, y contó que en ausencia de su esposa mata el tiempo “jugando a la play y descansando. Voy a aprovechar para dormir”. Finalmente, habló de la temporada que poco a poco empieza a transitar sus últimos momentos: “Fue muy positiva. Nos encantó la obra y la recepción que tuvo en la gente. Seguramente haremos una gira y espero que podamos repetir todo el elenco. Ese es mi deseo. Si no se puede, siempre existe la posibilidad de un reemplazo”.
Con Paula instalada nuevamente en la gran ciudad y Pedro terminando su labor en Córdoba, el muchacho espera que su mujer lo llame dentro de poco y le diga “felicidades y felicitaciones por la primera”. No, por su nena no, porque ya tiene una. Por la primera Superliga de River con Gallardo como entrenador. Y bueno, el pibe es fanático.
