Y un día llegó, un día se cristalizó el ansiado descargo público de Wanda Nara. Esa promocionada entrevista con Susana Giménez se exhibió al aire de Telefe y aunque dejó un sabor agridulce, con la coincidencia popular de una escasa cantidad de detalles, la esposa de Mauro Icardi aportó algunos titulares rimbombantes.
En ese fuego amigo de Su, que nunca indagó en profundidad en las situaciones más truculentas, la mediática aprovechó para disparar ironías muy picantes contra la China Suárez, en consonancia con un discurso muy contemplativo con Mauro, dado que nunca aceleró en la culpabilidad del engaño.
Aquella faceta del escándalo que se basaba en un intercambio extendido en el tiempo entre María Eugenia e Icardi por celular, con un feedback muy caliente fue abordada por Wanda. La hermana de Zaira sorprendió con una incongruencia con su propio accionar al revelar: “Para mí un mensajito es divorcio”.
Eso activó la repregunta sagaz de Giménez: “¿Pero, qué decía el mensaje?”. Una consulta interesante para conocer por fin si la China le envió durante meses fotos y videos picantes y quién tomó la iniciativa para coordinar el encuentro fogoso que se produjo en el hotel de París.
Tras la intervención de la diva, Wanda optó omitir el contenido de los mensajes, aunque aprovechó para pegarle a Suárez, para denigrarla, o para diferenciarse, al gritar: “Decían cosas que una mujer como yo, con mis valores, no hubiera nunca escrito y tampoco me hubiera esperado con la relación que nosotros tenemos que no me lo hayan contado del otro lado. Eso fue lo más grave que pasó”.
Con esa concepción, Nara intentó dejar a la China como una persona criticable, que acude a comportamientos erráticos y además ratificó que para ella el culpable no es Mauro, sino que focalizó la responsabilidad en la actriz.
Wanda también justificó y defendió a su marido de ese rumor de una infidelidad en Ibiza en 2018, dado que exclamó: “Nunca habíamos tenido un problema de este estilo con ninguna mujer, eso te lo puedo jurar por mis cinco hijos”.