Una cierta calma y sosiego invitaba a la relajación, a percibir como una difuminación del ruido. No obstante, el Wandagate parece que nunca se apagará, que ese fuego incandescente de la polémica, de los ribetes escandalosos no se extinguirá.
El caso más rimbombante del año sigue latente, porque cuando ya no surgían nuevos capítulos ahora brotó a la luz la voz de Wanda Nara, quien ya no se expidió a través de intermediarios o por un canon millonario en euros. Ahora como cualquier mortal, la influencer habló del engaño de su marido Mauro Icardi con la China Suárez.
Ya no hay que esperar a que se liberen contenidos o que las plataformas publiquen las notas pautadas, cerradas y consensuadas, ahora la mediática se enfrentó libremente a los micrófonos, que la esperaron en una guardia explosiva en el aeropuerto de Ezeiza.
Wanda retornó a Argentina, para cumplir con algunos compromisos como tomar posesión de la mansión en un country que le entregó Maxi López a cambio de las deudas en las cuotas alimentarias. Y en esa maraña de cámaras, cables, cronistas y cholulos soltó varios títulos.
Los periodistas le hicieron una consulta sobre una arista fundamental del escándalo: “¿A vos te escriben famosos, cantantes?”. Claro que se trataba de una puerta de entrada para conocer su opinión del accionar de la China. Así, Wanda disparó: “No, yo no le escribo a casados. Ni les respondo. ¡Estoy casada, chicos! Tengo una familia”.
Luego, llegó la pregunta respecto a qué le pareció la nota de Súarez con Alejandro Fantino, pero Nara solo atinó a bramar: “Yo hablo de mí”. Y para cerrar, la blonda acudió a una broma con algo de verdad, porque le indagaron: “Llega de un vuelo, te pasa por al lado: ¿se saludan? ¿se hablan? ¿se abrazan?”. A lo que Wanda exteriorizó: “Ahora la voy a ir a buscar a la casa. Chau, chicos, gracias”.