Transitamos épocas delicadas. La problemática que constituye la violencia de género aparenta desconocer condiciones de clase y denominada “línea de fuego” es cada vez más delgada. Independientemente del segmento al que pertenezca, ninguna mujer parecería estar completamente exenta de padecer los efectos del maltrato o del acoso, situaciones que se siguen repitiendo pese a las medidas que han empezado a instrumentarse por la multiplicación de casos.
Afortunadamente, desde la puesta en marcha del colectivo de Actrices Argentinas y de la concientización, la política de denunciar ha servido de mucho. Tanto para exponer públicamente a los presuntos responsables como también para permitirle a la justicia sentar precedente y ejemplificar con sus condenas. Las propias referentes del espectáculo adoptaron este recurso legal como herramienta de defensa y de esa manera, señalizando el camino con su accionar, contribuyeron a que el resto de sus pares lograran sacarse de encima el temor de buscar ayuda.
Mientras retumban los ecos por el pedido de captura que recayó días atrás sobre Juan Darthés, sospechado fuertemente de haberse propasado con Thelma Fardín, la farándula volvió a ser noticia por un episodio con rasgos de atropello. Leticia Brédice acaba de contar ante los medios que su novio, Federico Parrilla, también incurrió en ataques psicológicos y físicos contra ella.
“Me ofendés. Me decís lo peor siempre. No es elegante. No es pisar la cabeza. Me gritás que no se entiende. Me cansaste, mala leche”, fueron las palabras que eligió la actriz para difundir en los medios la situación que está viviendo, la cual, hasta el momento, no ha sido formalmente presentada ante ninguna autoridad.
No conforme con eso, la ex participante del Bailando por un Sueño fortaleció su embestida: “Machista, agredís sin parar. Sos antiguo. Vos tenes calle, putas, noche… Respetá, pendejo con chupines”. El final de esta historia es incierto, pero el principio, sin ninguna duda, habla por si solo.