Como si no hubiera pandemia ni un fuerte rebrote de casos de coronavirus, sin las distancias aconsejables ni un barbijo a la vista, Yanina Latorre organizó una tremenda fiesta para celebrar su cumpleaños número 52. Eso sí: lo hizo al aire libre, en el hermoso jardín de su casa, lo que reduce sensible y notablemente los riesgos de contagio. A todos, en cambio, se les pegó la alegría de la panelista y la velada salió como ella quería.
El parque de la mansión de los Latorre se vio "invadido" por gazebos, una mesa enorme y distinguida -espectacularmente preparada para la ocasión por una empresa que se ocupa de organizar eventos-, una zona con fuegos y chispas para cocinar el menú y una mesa desde la que un dj puso la música que los invitados (más de 20) bailaron como si estuvieran en un boliche a cielo abierto. Es decir, bajo las estrellas.
Yanina y su familia (su marido, Diego Latorre, sus hijos Lola y Dieguito y su mamá) recibieron a la gente dispuestos a pasar una noche única. "Volvieron los festejos. Al aire libre, claro" gritó ella en uno de los tantos videos que subió a su cuenta de Instagram. Con precisión de camarógrafa experimentada fue mostrando todos los detalles del evento. Y pasando cada "chivo", claro, porque todo suma a la hora de bajar costos.
La mesa se veía espléndida. Platos negros sobre un mantel blanco, cubiertos plateados, velas encendidas, rosas y candelabros agradaban la vista al sereno arribo de los comensales. El ambiente era cálido, aunque cueste creerlo para una de las mujeres más temperamentales de nuestra tele.
El menú ofrecía dos posibilidades. Por un lado carne roja (ojo de bife con salsa malbec) y por el otro pescado (salmón grillado a la salsa de mostaza y miel) acompañados en ambos casos por mil hojas de papa y verduras en juliana. Los postres "explotaban": volcán -de chocolate o de dulce de leche- con helado de crema americana. Hummm, riqusímo.
"Los amoooooo, lo bien que la pasé, son todoooooo, esto es genial" dijo Yanina una y otra vez. Su vestuario lució impecable: pollera negra y remera de manga corta al tono. La ropa que llamó la atención, quizás, fue la de su hija Lola, de tan polémico paso por el Cantando 2020, pues era azul con lunarcitos blancos.
Yanina, sus amigas y buena parte de los invitados bailaron cuando el dj entró en escena. Diego, en cambio, siempre es más medido para esos momentos. Prefiere la charla -futbolera o no, aunque sus amigos siempre le preguntan algún chisme del mundo de la pelota- a ocupar la pista y quebrar la cintura como cuando jugaba a la pelota y lo apodaban gambetita.
Más tarde llegaron la torta, los tres deseos, soplar la velita, cantar el "feliz cumpleaños", la mesa dulce, algunos regalos, los saludos, los abrazos (poco recomendables para la época, por cierto) y un poco más de baile, con la música y los audios hasta cierto nivel de amplitud para no molestar a los vecinos, que a esa hora querían descansar (o prenderse en la diversión, quién sabe).
52 años. Casi nada. Has recorrido un largo camino, muchacha.