En septiembre, Marcelo Tinelli volvió con todo al ruedo del Bailando. Adrenalina a full, picos de rating en un canal que no está acostumbrado a esos números, show, brillantina, escándalos y separaciones... Todo, un estudio bastante más chico que otros años, atiborrado de gente y ruidos.
Pero Tinelli ya no es el pibe de Ritmo de la noche, ni el conductor que en los años noventa se tragaba alfajores de un mordisco. Si bien el bolivarense está muy en forma y luce canchero, los años pesan y, en medio de la locura de las grabaciones y vivos, necesita aislarse del caos.
Así lo revelaron en DDM, cuando mostraron el rinconcito que Tinelli pidió preparar exclusivamente para él para los cortes del Bailando, una especie de “capullo” que le arman en la barra para que el anfitrión se tome unos tragos en soledad.
"Te voy a mostrar la barra donde Marcelo Tinelli viene en los cortes, le cierran todo para él, se sienta solito en esta silla a tomarse un gin tonic. Generalmente, a los demás no nos dejan sentarnos. Es su silla", le contó Pochi a Mariana Fabbiani.
EL HÁBITO "ANTISOCIAL" DE MARCELO TINELLI EN EL BAILANDO
Entonces, la cronista mostró el lugar especial de Marcelo Hugo en los Estudios Cuyo: "Estamos viendo la imagen en la que cierran la cortina cuando Marcelo se sienta en la barra. Él va a estar chocho con que estamos mostrando esto".
"Yo hace dos días entré y empecé a mostrar en las redes. Yo nunca entendí que era su corralito para estar solo", dijo por su parte Pepe Ochoa desde el estudio del programa de Fabbiani, que acotó: "Claro, era su momento de introspección, de encontrarse consigo mismo, de relajar".
