¿Quién es el de barbita ese que está en el medio? Al pelado lo conozco, no me sale el nombre porque es medio difícil pero lo tengo, se que es el malo y el que les mete miedo a Fede Bal. Y el tano Donato hace como 20 años que lo veo en la tele. Es un capo. Pero el del medio ni idea, ¿Vos sabés che?" La pregunta que todavía se hacen en miles de hogares argentinos cada noche cuando ponen Masterchef Celebrity la podría responder, hace muchos años, Humberto Tortense. Aun con una importante diferencia de edad, es uno de los mejores amigos de Damián Betular, el menos popular de los tres jurados del programa del año. Lo conoce como nadie.
Betular está considerado el mejor pastelero de la república Argentina (o el mejor de la nueva generación, pues muchos le asignan esa consideración, todavía, al legendario Osvaldo Gross) y su nombre, su imagen y sus modos se volvieron más familiares cuando fue sumado a Bake Off, el realitie de pasteleros cuya última edición tuvo una final escandalosa.
La amistad de Tortonese y Betular no es de esas que se amasan, se acumulan y se reivindican "de toda la vida". Cuando se conocieron, Humberto ya era famoso y Damián alguien cuya carrera gastronómica venía en franco ascenso. De casualidad, los dos coincidieron en un evento, la fiesta de la pasta casera, que Dolly Irigoyen había organizado en una estancia de la localidad de General Las Heras -en la provincia de Buenos Aires- durante un fin de semana largo.
"Nos conocimos en una fiesta de la pasta casera que organizo Dolly Irigoyen en una estancia en Las Hernas, en la provincia de Buenos Aires. Fue de casualidad pero por suerte se dio".
Pero si eso ya configura una curiosidad, lo es más todavía la manera en la que se dio aquel primer encuentro. Los dos, aún sin conocerse, acudieron a terminar una pelea entre perros. De aquel desencuentro canino nació una relación de amistad humana que logró perdurar en el tiempo y los convirtió en "hermanos de la vida". Incluso han viajado juntos.
"Si, fue una cosa medio extraña, porque nosotros no sé por que fuimos invitados a esa fiesta. Al principio no íbamos a ir pero después dijimos "pero si coocina Dolly no la vamos a perder", así que ahí rumbeamos. Nos conocimos y no nos separamos más y la verdad es que fue una suerte" le contó Tortonese a Verónica Lozano una vuelta que fueron los dos a contar todo ese tipo de cosas.
La amistad se terminó de afianzar cuando Marley, que por entonces compartía radio junto a la inseparable dupla Elizabeth Vernaci-Humberto Tortonese, les contó que quería sumar a su programa a un columnista de cocina pero no tenía a quien. ¡Plinnn! A Torto se le prendió la lamparita, la recomendó a su amigo y allí le abrió la puerta del mundo de los medios, un planeta del que ya no se bajaría más.
El vínculo se volvió tan pero tan fuerte que en algún momento hasta compartieron un viaje con sus respectivas parejas. Cuatro personas arriba de un avión en busca de nuevos paisajes, destinos exóticos y experiencias culinarias novedosas le dieron vida a ese período de frenéticos y placenteros descubrimientos. Al fin y al cabo, nada cultiva, oxigena ni enriquece al cuerpo, la mente y el espíritu como un buen viaje.
"Nos hemos ido con nuestras parejas, si, lo pasamos muy bien y lo disfrutamos mucho" coincidieron ambos alguna vez. La pandemia, la cuarentena y las múltiples actividades profesionales de los dos (pero sobre todo de Damián, pues la gastronomía fue una de las actividad más castigadas por el coronavirus) le impidieron repetir la fórmula. Pero ya llegarán mejores tiempos, la vacuna y la libertad de moverse para donde cada uno quiera.
Mientras tanto, no quedará otra que esperar. Y entretenerse con lo que hay a mano. Masterchef Celebrity, por ejemplo. Y ante la menor duda acerca del de barbita, no consultar a su médico... sino a Tortonese.
