Mientras casi todo el mundo echó maldiciones contra su desarrollo y celebró, alborozadamente, su final, Juana Viale sabe que 2020 fue su gran año. Televisiva y profesionalmente hablando, el mejor de su vida.
La irrupción de la pandemia de coronavirus obligó a su abuela, Mirtha Legrand (92 años, paciente de riesgo) a guardarse en su casa y abandonar, como nunca antes, la conducción de su programa de almuerzos domingueros y de cenas sabatinas.
Había dos caminos. Cancelar el ciclo y esperar que el temporal amainara (algo que no sucedió ni siquiera hasta ahora, en los casi 10 meses que llevamos con el virus dando vueltas en nuestro país) o encontrar rápidamente una reemplazante para la diva. Se optó por la segunda elección, y la sucesora elegida fue Juana.
Juana no sólo se hizo cargo de la continuidad del programa, sino que también le imprimió su estilo. Y a fuerza de preguntas y comentarios irreverentes (básicamente, una postura muy crítica con el gobierno, al punto de proreguntarse si el gobierno terminaría el mandato) y de invitados con la misma tendencia logró lo que parecía imposible. Por ejemplo, ganarle a Andy unos cuantos sábados por la noche.
Juana se fue soltando con el correr de las semanas y llegó al último trimestre con un manejo increíble de las situaciones, los momentos y las cámaras. El desafío, estaba claro, había sido aprobado con una gran nota.
Juana posteó una foto con una extraña postura (¿Dobló todos los brazos para atrás?) y escribió "¿Adivinen qué? Ahora soy contorsionista".
Sobre el final hubo dos hitos que probablemente la marquen para siempre: el almuerzo que provocó el regreso de su abuela a la pantalla, en el que para su disgusto presentaron a su hija Ambar como "la cuarta generación de la familia vinculada a la tele". Y su despedida cantando, bailando, insultando y cambiándose la ropa en plena emisión.
En 2020 Juana las hizo todas. Todas de verdad: fue conductora, entrevistadora, un poco periodista, analista política, bailarina, artista, cocinera, cantante. En el arranque de 2021 y de sus vacaciones largamente esperadas, sumó una "nueva" actividad a la larga lista de "ocupaciones" que había desarrollado.
En su primera foto veraniega, Juana se mostró en bikini y en una postura francamente extraña, quizás adoptada para tomar la imagen. "Adivinen qué... ahora soy... contorsionista" escribió la conductora, quien aparece con los brazos para atrás como se fuera una artista del Circo Du Soleil.
La imagen no se ve muy cómoda que digamos. Hasta parece un poco dolorosa. Pero por debajo de la mueca ella está disfrutandi. Y cuando Juana disfruta sólo hay que compartir sus sensaciones.