La muerte de Daniel Fanego conmovió a toda la colonia artística, que en gran número se acercó a tributarle un sentido y doloroso último adiós. Actores, actrices, directores y otros miembros del ambiente peregrinaron a su velatorio para rendirle un merecido homenaje a su colega, quien falleció a los 69 años tras batallar contra una dura enfermedad.
El deceso de Fanego provocó un gran dolor en todos aquellos que lo conocieron. No sólo se trataba de un buen actor y de un director de prestigio, sino que era un hombre de convicciones fuertes y compromisos inalterables que mantuvo en pie mientras su salud se lo permitió.
Poco a poco se fueron acercando a la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, en pleno centro porteño, a pocos metros de la Plaza de Mayo y de la Casa Rosada, un sinnúmero de figuras que se congregaron para darle también un saludo a los familiares de Fanego. Todos, cada uno a su manera, destacaron las dos situaciones. Que Fanego era un profesional de primera línea, y al mismo tiempo un ser humano muy valorado.
Juan Leyrado llegó solitario y caminando despacio. Saludó amablemente e ingresó a la sala. Lo mismo sucedió con Gustavo Garzón, quien llegó a paso cansino e intento consolarse en el saludo con otra gente del ambiente. Luego hizo su aparición Pablo Echarri, quien apesadumbrado y todo se prestó al diálogo con la prensa apostada en el lugar. Manuel Vicente, un actor de larguísima trayectoria que hace el contrapunto de Guillermo Francella en la serie El encargado, también se abrazó con todos ellos, al igual que el reconocido y también muy querido y respetado Luis Ziembrowski.
EL DOLOR DE LOS ARTISTAS EN EL ULTIMO ADIOS A DANIEL FANEGO
Fanego murió a los 69 años en su domicilio, según trascendió "rodeado del cariño y del amor de sus familiares más cercanos, quienes decidieron acompañarlo y mimarlo hasta el último minuto de su vida". No se sabía públicamente, pero en el último tiempo le habían detectado una cruel enfermedad contra la cual peleó hasta que su cuerpo dijo basta.
En su larga carrera logró lo que muy pocos pudieron: dejar atrás el mote de "galancito" para imponerse como un buen actor, talentoso, carismático y sobre todo aguerrido. Fuera de los escenarios mostró características muy parecidas y siempre estuvo en la primera línea del frente de la batalla cuando los actores reclamaron por algún derecho o por alguna mejora salarial. Además, acompañó decenas de luchas de movimientos sociales y fue uno de los impulsores de teatro por la identidad. Un actor y un hombre con todas las letras.
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