Cansada de las puertas que se le cerraban en la Argentina, donde trabajó como motoquera mientras participaba en el Cantando 2020, Agostina Alarcón decidió hacer un drástico cambio de vida y probar suerte en Estados Unidos, donde tiene ciudadanía por la nacionalidad de su mamá.
“Agostina, mi hija menor, que es cantante, actriz y artista, se fue a vivir a Estados Unidos e hicimos un viaje con la familia y ella ya se quedó en Miami a vivir”, contó desolada Claribel Medina en abril de este año, en diálogo con Juan Etchegoyen.
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Habían pasado unos meses desde que su hija decidió quedarse en la ciudad de Florida, literalmente con lo puesto. “Ella se impactó porque me vine con una valijita de mano, con un par de zapatillas, dos bombachas y cuatro remeras, como para unas vacaciones con mi familia”, contó la joven de 28 años.
Lo que primero iba a ser un mes, se convirtió en una estadía sin fecha de regreso. A la semana cambió el pasaje y empezó la aventura de su vida: un recorrido lleno de esfuerzo por cumplir sus sueños que la llevó, en estos seis meses, a tomar los más diversos trabajos, comprarse un auto y conocer gente nueva.
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“Aterricé en Miami y conseguí trabajo el primer día que llegué”, dijo Agostina en una entrevista a La Nación. ¿Qué fue lo primero que hizo en Miami? Hacer shows con fuego en boliches y fiestas privadas, una performance bastante osada y peligrosa.
“Yo soy medio cara rota, no es que sea la mejor, pero por lo menos no le tengo miedo al fuego y bailo. Creo que me salva que soy actriz, entonces hago una performance. Me prendo fuego el brazo, me lo apago y qué se yo. La gente se espanta y se asombra”, comentó.
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Agostina, que luego se cambiaría el nombre a “Maia” porque a los estadounidenses les costaba pronunciar el suyo, empezó a trabajar muchísimo en varias compañías y a animar infinidad de eventos en diversos lugares de la vibrante ciudad de Florida.
Lo del fuego lo dejó porque los bomberos le exigían aprobar curso muy caro y empezó con una obra de teatro y apariciones como gogó dancer, bailarina profesional en shows con atuendos espectaculares.
Si bien está agotada, Agostina dice que su conclusión es que “el sueño americano sí existe”. “Pasaron seis meses desde que estoy acá y ya me compré un auto, ahora estoy proyectando mudarme sola. También hubo una transición de cambios de trabajo. Ahora estoy en un lugar que me gusta, aprendiendo un oficio”, señaló.
Mientras se presenta a castings, Agostina trabaja en el Mango´s Tropical Café, un bar frente a la playa donde es bartender y bailarina. “Hago un show y después bajo a la barra y me pongo a hacer tragos, me súper divierte”, dijo.

“Es aniquilador ¡pero aprendí algo nuevo! No sé cómo terminé acá, pero ya siento que me estoy acomodando”, aseguró, antes de marcar la diferencia de cómo era su vida en Buenos Aires, donde viven sus padres y donde reconoce que tuvo muchas oportunidades para formarse.
“Allá se me permitía desarrollar más facetas. Tal vez podía invertir tiempo en mi formación y no preocuparme por el trabajo. Pero lo que estoy haciendo acá, lo hacía allá. Todo lo aprendí en Argentina. Acá lo que no puedo es relajarme”, aclaró.

“Todo es muy caro. La renta es carísima, comer es carísimo. Todo cuesta mucho dinero”, señaló “Maia” que, sin embargo, está feliz viviendo su gran aventura desde uno de los lugares más emblemáticos.
