Su cara se hizo famosa con una publicidad de chocolate, pero antes, Moira Gough ya había hecho pie en el primer programa de la factoría Cris Morena: Jugate conmigo.
De la misma camada de sus amigas Lorena Ceriscioli, Daniela Urzi, Katya Fuks, Solange Cubillo y Carola del Bianco, entre otras modelos tops de la época, Moira brilló como una “lolita” de Pancho Dotto, como se llamaba en los noventa a las chicas que arrancaban como modelos en la preadolescencia.
“Era flaca pero no tenía “el” cuerpo. No llegaba a hacer alta costura. Esas eran mis amigas queridísimas Roxana Zarecki, Solange Cubillo, Lorena Ceriscioli… Las de 1.80. Yo estaba más cerca del 1.71. Pampita llegó después, cuando yo ya no vivía en Argentina”, contó Moira a Teleshow desde México, donde vive desde hace veinte años.
Casada hace 18 años con un diputado de Zacatecas y mamá de Mía, de 7 años, Moira recordó fragmentos de su otra vida, la de la fama, los desfiles todos los fines de semana, los viajes y las pasarelas alrededor del mundo, hasta que un día, tras una crisis personal, dijo “basta” y dejó todo.
“Era flaca pero no tenía “el” cuerpo. No llegaba a hacer alta costura. Esas eran mis amigas queridísimas Roxana Zarecki, Solange Cubillo, Lorena Ceriscioli…".
Gough vivió al 100: como parte de ese universo de glamour, de muy chica se vio en situaciones sorprendentes, como conocer a Luis Miguel, en el mismísimo pico de su fama, a los 15, en 1992. “En diciembre cumplí 16 y me fui a Punta del Este con Pancho. Siento que fue en otra vida…”, contó, antes de señalar la vida sana que hacían con sus compañeras.
“Hoy ves nuestras vidas y te das cuenta lo sanas que éramos. Sí, estuvimos expuestas, obviamente. Y el argentino muchas veces no es tan simpático con sus opiniones. Esa parte era difícil…”, apuntó, que además se dio el gusto de aparecer en la tele en ciclos como Sin condena, Los Machos y Un hermano es un hermano.
¿Qué la llevó a instalarse en México? Una profunda crisis que padeció cuando se le juntaron varias cuestiones personales, tras cuatro años de vivir fuera de la casa de sus padres.
“Hoy ves nuestras vidas y te das cuenta lo sanas que éramos. Sí, estuvimos expuestas, obviamente".
“Una relación muy problemática con un novio. Y después el vínculo con mi familia. Y el laburo. Se me reventó la bomba en las manos. Dije: ‘Tengo que salir a tomar aire. A ver las cosas de lejos. Me llamaron de una agencia de México que estaba apenas abriendo, y yo, con tal de irme dije: ‘Ay total, ¡¿qué son dos meses?!’”, explicó.
Tan bien la pasó en tierras aztecas, que decidió quedarse. Enamorada del lugar, pronto se convirtió en socia de la agencia que la convocó. “Vivo hace 20 años acá, me faltan un par para llegar a la mitad de mi vida acá”, dijo.
Pero no sólo fue el lugar lo que enamoró a Moira, también, Carlos Puente. “Lo conocí a los dos años de llegar. Me lo presentó un amigo en común. Tardó una semana en llamarme y ni siquiera me invitó a salir de nuevo. ¡Típico mexicano! Lo llamé yo. A las tres semanas me dijo que me casara con él y a los seis meses, estábamos casados”, detalló.
“Lo conocí a los dos años de llegar. Tardó una semana en llamarme y ni siquiera me invitó a salir de nuevo", contó Moira, sobre su marido.
¿Por qué se fue de la Argentina? Según contó, porque “no podía vivir una vida donde una crece y puede cometer errores”. “Esa crisis me creó depresiones y tristeza. Un día se me apagó la chispa y por muchos años no supe dónde encontrarla”.
Hoy, a los 44, Moira brilla desde otro lugar. Y en el último año, recibió la ayuda que dijo que necesitaba para calmar su ansiedad y ataques de pánico de parte de un argentino que trabaja en México, Juan Lucas Martin.
“Yo hice el curso y el 70 por ciento de mis ataques de pánico bajaron. Además, tengo a mi psicóloga médica especialista en alimentación natural”, cerró.
