El nuevo capítulo de la guerra eterna entre Luciana Salazar y Martín Redrado está signado, una vez más, por reclamos y pases de factura poco claros de la rubia para su ex pareja, actitudes que generan confusión, ya que no tienen hijos en común y hace años que no están juntos.
Salazar se descarga furiosa en sus redes sobre compromisos firmados antes escribano que el economista incumple, habla de estafas morales y hasta lo acusó de meterse con “lo más sagrado”, cuando Redrado dejó de pagarle al laboratorio que conserva los embriones de Luli congelados.
Toda esta situación provoca desconcierto, y fue Analía Franchín, en diálogo con Luciana en Flor de equipo, quien se hizo cargo de hacerle la “pregunta animal”, que todos y todas quieren saber: ¿de qué trabaja? ¿Redrado la mantiene? Según dijo Mauricio D´Alessandro, el economista le pagaba por ser su novia.
“¿Sabés qué pasa, Luli? Cuando vos lo exponés en las redes, diciendo que él debe hacerse cargo, te digo que pasa en el común denominador de las mujeres que están en la casa. Como vos dijiste que las que mayormente cuestionan son las mujeres…”, empezó la panelista.
“Ellas dicen: ‘¿por qué él debería mantener los embriones congelados en Miami, a Matilda y su casa, si hace 4 años que ya no están juntos?’ Acto seguido, preguntan: ¿Y de qué trabaja Luli Salazar?´ Entonces, todo eso hace un combo explosivo para vos”, siguió Franchín.
Indignada, Luli explotó: “¿Pero de qué trabajo? ¡Trabajo desde los 21 años! Dejen de cuestionar. Es horroroso escuchar eso”. “Pero la gente lo dice”, se defendió Analía, y ella le contestó: “Porque lo instalan periodistas, que también son muy misóginos”.
“No, no lo instalan los periodistas, lo instalás vos en las redes. Si vos estás explicando todo el tiempo que él te tiene que mantener”, avanzó. “¿Quién dijo que me tiene que mantener a mí? ¿Yo puse que me tiene que mantener? ¡Qué saben qué son las obligaciones!”, dijo, sacada.
Y señaló: “Me da hasta asco que se me esté cuestionando lo económico cuando acá nadie cuestiona que él le hizo mal a una niña, que jugó con los sentimientos de una menor”. “Esto es como el juego de Elige tu propia aventura, donde cada uno elige su propio final, porque no sos clara”, remató Franchín.
