La casa de Gran Hermano quedó movilizada en la noche del 15 de diciembre con la llegada de dos participantes que plantearán nuevoss conflictos y estrategias. Ariel Ansaldo fue el primero en atravesar la puerta y ya se vislumbran fuertes celos de parte de Alfa.
Ariel, parrillero de Berazategui de 45 años, entró a la casa a pura risa y tuvo una cálida bienvenida de parte de los chicos, aunque Walter Santiago de inmediato lo midió con desconfianza. Es que el hombre dijo que le encanta cocinar, amasar pizzas, y que llega para “divertirse”.
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Ansiosos por sacarle al ingresante información del afuera (cosa que tiene prohibido hacer y evitó, con miedo a meter la pata), los jugadores de la primera hora escucharon fascinados cómo Ariel los conoce y se sabe los nombres de todos.
“Thiagui”, “La Princesita”, “Marquitos”; “Romina, la matriarca”; así los fue llamando Ari uno a uno, y recién cuando fue consultado por Santiago del Moro por su propio apodo, Alfa se aflojó y se sumó a las risotadas generales generadas por el carismático “nuevo”, que en su presentación planteó su juego.
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"Tres apodos tengo, en Mar del Plata (porque yo labure mucho allá) me dicen Jonny. En Berazategui me dicen 'el Gatito', y en la facultad me decían 'Papi'. Tres apodos, así que…", contó Ansaldo.
Ante las risas tentadas del participante de 60 años, el conductor le dijo: "Alfa, escúchame, cuando le prepares el desayuno a la mañana le decís: ´Papi tengo el desayuno listo´". "Tome mi gatito", remató Alfa.
“Cuando entre a la casa los voy a volver locos, me voy a divertir yo, y los voy a manipular. Es algo más fuerte que yo”, había anunciado Ariel, quien prometió que su objetivo está puesto en “jugar ante todo”.
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