Una cerilla que se prendió y se transformó en un fuego incandescente, que pareciera no amenguar. Luciana Salazar encarniza un enfrentamiento filoso contra Martín Redrado, después de una brevísima reconciliación.
Pero eso no es todo, dado que la mediática amplió el rango de enemistad al hijo del economista, Tomás Redrado, con quien protagoniza este fin de semana una batalla en el plano público mordaz. Sí, la blonda direccionó su bronca contra el joven, en una bifurcación de su encono contra el ex ministro.
¿Qué pasó? De todo. Resulta que el hijo de Redrado decidió jugar en esa pelea y aseguró que nunca existió las paces entre Luli Pop y el político. Una aseveración dolorosa, que viajaba en contra de la corriente de Salazar, que perjuró en las redes y aseguró que tenía a Ana Rosenfeld como testigo.
Entonces, la ex panelista de Polémica en el bar tomó un camino sinuoso, que roza con la mala fe, porque optó por postear conversaciones privadas con Tomás. La blonda escribió en su Instagram: “El hijo de Redrado me desmiente y sabía de mi vínculo con el padre y encima lo trata de pelotudo también cuando sale la noticia”.
Todo esto sobre una captura de un chat con este joven, en el que el heredero del economista le puso: “Que pelotudos”. En referencia a la reconciliación de la pareja. No obstante, todo continuó en una escalada de temperatura y ascendió a límites de confrontación total.
Después de ese posteo, Salazar decidió escrachar a Tomás con una conversación privada de 2016, en la que el joven hablaba muy mal de Redrado y lo tildaba de loco. Decidida a pelear, Luli puso: “¿Te acordás Tomás Redrado allá por estos tiempos cuando me decías esto de tu padre? ¡Lo tratabas de loco a tu padre! A las pruebas me remito”.
Al rato, apenas unos minutos, Tomás saltó a su Instagram para aprovechar su carga de contenidos relacionados al arte para clavar una ironía fortísima, que se sobreentiende como una ácida crítica a Luciana. El hijo del economista posteó un diseño, con una frase escrita en inglés con aerosol, que dice “forever cat”, o “siempre gato”.
Una guerra declarada, que surgió como coletazo del problema troncal, que refiere a la desilusión de Luciana por el comportamiento de Redrado. Seguramente continuará.