Suena a un pasado lejano, como en otra galaxia. No obstante, ese periodo de apogeo de las pasarelas no sucedió en otra era, sino hace apenas unos años. Las modelos dominaban la escena pública, se erigían en un norte a seguir, por la ausencia de las redes sociales contaban con un mayor impacto.
En ese contexto, Pampita y Dolores Barreiro protagonizaban las mejores campañas, los desfiles más multitudinarios con las marcas más poderosas. Dos estilos opuestos, disímiles, pero igualmente brillantes. Aunque algo se fermentaba entre ellas.
Todo ese escenario de tirantez, de confrontación silenciosa regresó al tapete estos disas, por un hecho cuasi fortuito. Resulta que en Punta del Este se realizó un evento en un shopping y curiosamente Carolina Ardohain y Dolores se sentaron juntas, pero ante el abordaje de la cámara de América, la blonda huyó raudamente.
Ese gesto activó las presunciones, el análisis que se originó en A la tarde. En el ciclo de Karina Mazzocco indagaron a fondo y describieron el origen del encono de las modelos. Principalmente de la voz de Matilda Blanco, protagonista del universo de la moda.
“Estaban las pasadas de las bajas y las altas. Se decían ‘las jirafas y las suricatas’. Había mucha discriminación. Era una matanza. Primero estaba la pasada de las altas y después, la otra", exteriorizó la panelista. Una secreto a voces, de aquella época.
Maltida agregó otra lectura y que se posiciona en pos de valorar a Pampita: “El inconmensurable poder de la personalidad. Maravillosa”. Y luego, Blanco exteriorizó una definición de Carolina muy profunda, de un apoyo gigantesco: “Ella no hace canjes. Le pagan por todo. Trabaja. Yo no he visto una mujer tan trabajadora como ella. Trabaja, trabaja y trabaja. Realmente”.