Ese complicidad sorpresiva, que surgió casi como prefabricada y forzada, entre Camila y Alfa siempre generó sospechas en los televidentes y también en los participantes de Gran Hermano. Se analizó hasta el hartazgo el verdadero motivo de ese lazo tan cercano e íntimo.
Muchas voces consideran que en el sexagenario latían sensaciones de embelesamiento, mientras que muchos otros sostienen que la blonda se colgó de la fama, del apoyo y de cierto poder de Walter para sobrevivir en el reality. En esa línea, La Tora soltó una crítica fulminante contra la rubia, que recibió la fulminante.
En una charla en la cocina entre varios de los concursantes, Lucila atacó a Camila por su actitud pasmosamente pasiva en la eliminación del más longevo de la casa. "El día que Alfa se iba lloró, dijo de todo. Ahí te das cuenta del juego. Eran mejores amigos o no se qué relación tenían (y ahora está de lo más normal)”, expresó.
Mientras que Nacho añadió una pizca de mala intención al aseverar: "Le dijo: 'No quiero que me abandones como me abandonaron ya una vez'". Una frase que sonó a un descreimiento de todos sobre la veracidad de los sentimientos de la joven.
Así se produjo la filosa opinión de Lucila sobre Camila, a quien catalogo con un término muy fuerte, dado que no tuvo tapujos en exclamar: "Qué juego cínico. Hay que ver que ahora no haga el juego del 'me dejan sola'. Para que el afuera no crea eso porque no es lo que pasa".
Y para cerrar todo su análisis de la actualidad del reality, la de Berazategui se sumergió en las implicancias de las nominaciones y sostuvo: "Igual es como dijo Juli: 'El que se enoja pierde'. Ahora somos siete gatos locos. Nadie se puede enojar con nadie por los votos".
