Las costumbres argentinas que Albert Baró no se puede sacar – Revista Paparazzi

Las costumbres argentinas que Albert Baró no se puede sacar

El galán que conocimos en Merlí y nos conquistó en ATAV se volvió hace un tiempo a su Barcelona natal, pero no se puede sacar de encima las cosas que aprendió a querer en Buenos Aires.
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En una entrevista que le hicieron hace poco en los Estados Unidos a Robert De Niro, le pidieron que recomendara tres ciudades para visitar: “Soy de Nueva York y ese es mi lugar en el mundo. No descubro nada si digo que París es una ciudad encantadora. Pero quiero recomendarles un sitio del que pocos hablan. No se sorprendan con lo que voy a decir: vayan a conocer Buenos Aires. Es fascinante. Uno no tiene idea que tan al sur del planeta puede quedar deslumbrado con un destino”, afirmó.

El Camp Nou, la Sagrada Familia, la Casa Batlló, la Pedrera, la Catedral, el hospital de Sant Pau, la boquería, ir de tapas, tomarse unos copetines, los teatros, la playa de la Barceloneta. Todos son lugares hermosos, o una delicia, o naturaleza en estado vivo alrededor de una ciudad impresionante.

Barcelona podrá tener esos atributos –y muchos más, por qué no– y ser uno de los centros urbanos más visitados del planeta, pero Albert Baró –acaso sin conocer las palabras de De Niro y tan catalán como Gerard Piqué o Joan Manuel Serrat– tuvo un par de gestos como para darle la razón.

El actor que descubrimos en Merlí y que después la descosió en ATAV (¿Participará de la segunda temporada?) se enamoró de Buenos Aires, donde vivió, de la Argentina, donde se lo adoptó como hijo pródigo, algunos dicen que de Delfina Chaves, su coequiper en la novela de Pol-ka, y de algunas costumbres nuestras que adquirió, como ilustra en sus redes sociales.

El galán ahora toma mate y cuando practica deportes (como el paddle) se pone la camiseta de Boca, pues en su paso por estas pampas aprendió a querer la azul y amarilla, y también el verde… de la yerba. Dicen que algunos amigos hasta lo cargan y lo llaman “traidor” por haber vuelto así. Con esas Costumbres argentinas, que les dicen…

¿Dulce o amargo? Da lo mismo. Lo importante es que “El gaita” –es catalán, pero para nosotros todos los españoles son “gallegos”– sigue dándole a los verdes allá en la madre patria. Amores que duran para toda la vida.

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