Emilia Attias y el Turco Naim están atravesando el momento más difícil de su recorrido sentimental, tras una separación polémica que gana centralidad en los medios del mundo del espectáculo que especularon con la posibilidad de haber algún tercero en discordia.
Pero al margen de las razones del distanciamiento, a la ex pareja todavía le queda resolver algunas cuestiones con respecto a los negocios que tienen en común, sumado a su elegante casona en el barrio Belgrano.
Profundizando sobre los detalles de la casa familiar, la misma cuenta con la impronta de la pareja, incluso desde su ingreso al mejor estilo inglés con un cartel con la leyenda: “Bar Open”, como preludio de los detalles del interior.
Siguiendo la misma línea, el living respeta el cartel de entrada con una barra de tragos, con una colección de botellas, y cristalería, en compañía de una combinación entre madera, marmol y unas paredes en la tonalidad de los rojos.
En lo que respecta a muebles, el espacio central cuenta con una mesa en el comedor para seis personas, sumado a un sillón estilo chesterfields y otros dos individuales que ocupan parte del living, en combinación con las tonalidades cálidas del espacio.
La casa del Turco y Emilia responde en su totalidad a los gustos de la pareja, donde tampoco falta el costado artístico. Justamente la amplia terraza cuenta con tres murales que se destacan junto al quincho y la parrilla.
El espacio exterior del inmueble se destaca tanto como el interior. Un piso de madera con sillas de hierro y una mesa de vidrio son parte de un todo, dentro de la gran casa que también cuenta con un bar en la terraza, otro de los lugares predilectos de la ex pareja. "Ella se quedó viviendo ahí mientras avanzan con el divorcio", dijo alguien que los conoce y tira para Attias.
La casona, que tuvo su exposición al aire del ciclo de Telefe “Divina Comida”, refleja los gustos de ambos. Una ex pareja que tendrá el difícil desafío de reorganizar su vida, uno lejos del otro.