En la búsqueda de desconectar del trajinar de la ciudad, esa en la que habita en tres pisos en la exclusiva torre Le Parc de Palermo, Pampita encuentra un oasis para soltar el estrés y disfrutar de las mieles de la interacción con el aire libre y la naturaleza.
Carolina Ardhoain no solo transita su cotidianidad en esa inmensa propiedad en el edificio en el que también vive Marcelo Tinelli en Avenida Del Libertador, sino que también aprovecha las beldades de la mansión que "adquirió" en un country de la zona norte, muy cerca de Nordelta.
Ese barrio privado tan aspiracional, en el que residen cientos de famosos, atrajo el deseo de la modelo y accionó en consecuencia al comprar una casona de tamaño sideral, que se caracteriza por una innumerable cantidad de ambientes y sobre todo por el espacio exterior.
La morada de fines de semana de Pampita dispone de comodidades de toda índole, pero principalmente se destaca por un parque interminable, en el que se emplaza una piscina mayúscula, ideal para que chapoteen en verano sus hijos y los de Roberto García Moritán.
En el estreno de la segunda temporada del reality Siendo Pampita, la morocha se animó a abrir las puertas de esta mansión y así permitió que sus fanáticos conocieran de primera mano las características de este lugar.
A la hora de expresar su concepción de las particularidades más trascendentales para disponer de esta casa, Carolina reconoció: “Es cómoda para poder pasar el verano. El momento con los chicos queremos que sea de calidad y represente un lindo recuerdo. Es cuando todos cargamos energía para el año”.
En el episodio de su show, la animadora mostró su afición por lanzarse en familia a aprovechar el lago artificial, así se subió al kayak a remar un rato, siempre con la sonrisa en su rostro. Además, se logró dimensionar la intencionalidad de recrear todo lo necesario para el entretenimiento de los niños, como esa cama elástica maravillosa ubicada en el jardín.
"Esa casa Carolina la alquila hace dos años. Lo decidió cuando empezó la pandemia. Y están todos felices que le cuesta dejarla. Pensó en comprarla, pero el precio es alto. Cerca de un millón de dólares. Es vecina de Wanda, que vive casi enfrente por la laguna", contaron sus amigos.