Como un desentrañamiento de hechos sucesivos, Puli Demaría pasó de la intriga por su ausencia en el programa de su amiga Pampita, a reconocer que necesitaba dedicarse a sus hijos y finalmente reconocer que camina por la separación de su marido Martín Bernardo.
La DJ no se encuentra en su momento ideal, todo lo contrario, experimenta el duro trance de la finalización de un vínculo amoroso impresionante, de 15 años y dos hijos. Con todo lo que ese escenario representa para cualquier persona.
Según contaron en Intrusos, a través de Paula Varela, la pareja decidió ponerle punto conclusivo a la historia, lo que se manifestó con la salida de Chule de las dos propiedades maritales, el departamento inmenso en Palermo Chico y la casona fastuosa de country en Tortugas.
A partir de esta situaciones, Demaría dedica sus días a curar sus heridas, reflexionar y reinventarse en la mansión del barrio cerrado en zona norte. Un hogar que se destaca por la enormidad de 500 metros cuadrados construidos, más un jardín kilométrico, con una piscina encantadora y una decoración de ensueño.
Esa casa la adquirieron en 2016, tras alquilar antes por un tiempo breve, tal fue el enamoramiento de la familia con ese oasis que optaron por comprarla y ponerle todo su empeño en darle su toque, su estilo, su vibra y vaya que lo lograron.
Chule no solo es un empresario exitoso, con su emprendimiento Sarapura, en el que trabaja Puli, sino que estudió decoración de interiores. A partir de esos conocimientos, Martín ha realizado diversos trabajos para amigos y familia y claro que también para esta propiedad.
Así, el matrimonio armó todo a su gusto, con un estilo americano, lo que se conoce como vivienda zoy, lejos del minimalismo. En tanto que la simetría se volvió un factor determinante y lo que se percibe en cada ambiente, con una distribución milimétrica.
La vegetación se erige en otra de las vedettes de la casona, con un patio frondoso, con muchos árboles, plantas y flores, al punto que cada quince días se apersona una florista.
Cada rincón posee una identidad propia, que a la vez genera una sinergia, un puente con el resto. Como ese living comedor que refaccionaron, dado que antes era un estudio y para el cual trajeron un papel tapiz desde Inglaterra.
Ni hablar del exterior, con esa parrilla maravillosa, que cuenta con una larguísima mesa para invitados y que el propio Chule confesó que la compró en un supermercado, pero que con su toque le dio valor agregado.
En ese espacio de la zona norte, Puli atraviesa estas semanas complejas, donde la congoja se convierte en protagonista, así como la fuerza interior para encontrar el camino para lo que viene.
MIRÁ LAS INCREIBLES IMÁGENES