Las imperdibles fotos más espectaculares de Luciano Castro haciendo surf – Revista Paparazzi

Las imperdibles fotos más espectaculares de Luciano Castro haciendo surf

Apasionado por desafiar las olas arriba de una tabla, el protagonista de Desnudos practica a diario en La Feliz, como hace más de tres décadas, acompañado por su familia.
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Hace treinta y dos años que Luciano Castro (44) veranea en Mar del Plata. Amante de la ciudad, apenas pisa tierra de La Feliz y antes de instalarse en una casa o departamento, según haya alquilado, el actor se hace una pasadita por el mar, condición sine qua non para sentirse pleno y feliz. Luego se sube a su auto y continúa camino a instalarse. “Me desespero. Lo hago desde que tengo uso de razón, es algo que no puedo evitar”, reconoció.

Las bravías aguas del mar son su lugar en el mundo, donde no sólo practica deportes sino que se desconecta de todas sus obligaciones habidas y por haber.

Eso sí, su mujer, Sabrina Rojas, y sus tres hijos, Mateo, Fausto y Esperanza, acompañan su devoción por la práctica, incluso cuando el verano pasado terminó con un ojo lastimado y puntos sobre el pómulo derecho, a consecuencia de un accidente en las aguas.

Por eso, haya asumido o no el compromiso de hacer teatro, al galán todos los veranos se lo encuentra en el mismo lugar, en la ciudad que ama, y en la que se instalará para vivir dentro de seis años.

Este año, el destino turístico lo encuentra trabajando con su pareja, la bella rubia con la que a comienzos del año pasado atravesaron y superaron una fuerte y polémica crisis y separación, y hoy llevan juntos doce años. El artista es uno de los protagonistas de la comedia Desnudos, en el Teatro Neptuno, con Gonzalo Heredia, Brenda Gandini y Luciano Cáceres, con quien son grandes amigos.

Enfrentó la ola. Apasionado por el surf y conocedor de la materia, no hay día que Luciano no pise la playa para subirse a su tabla y hacer pirueta tras pirueta contra las olas. “Cuando me pongo el traje de surf me siento Patrick Swayze en la película Punto límite”, se sinceró.

En algunas ocasiones, también se mete aguas adentro acompañado por su hijo mayor, quien también sigue sus pasos no sólo en esta disciplina sino en ser aficionado al boxeo, porque Rojas ya no suele seguirle los pasos sino contemplarlo desde una carpa, compartiendo el mate y cosas ricas con la familia. Pero Castro no sólo llama la atención de todos los que se instalan en el parador South Beach por la pasión que evidencia en su actividad sino por sus curvas marcadas, y no tiene pruritos a la hora de mostrarlas.

Y claro, también es una clara estrategia para promocionar el espectáculo del que es parte. Sin embargo, para el morocho esta exposición corporal que evidencia ahora tiene fecha de vencimiento. “Lo físico es un envase”, sostiene, reflexivo, al acercarse a la orilla.

Y cierra: “Tengo fecha de vencimiento. Yo no me creo esto. Cuido mi cuerpo porque me gusta, pero no porque pienso lucrar con esto hasta que tenga setenta. ¡A los cincuenta pienso no laburar más! Viviré con menos pretensiones, menos ambiciones y más tranquilo. Eso sí, instalado en Mardel con Sabrina y la familia”.

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