Luego de un sinfín de idas y vueltas, Laurita Fernández y Nicolás Cabré decidieron separar sus caminos de manera definitiva. Todo ese amor que los imantó durante años, y que los motorizó a soñar proyectos en común, se disolvió de modo conclusivo.
Tras las ruptura, la bailarina se sumergió de lleno en la reconstrucción de la casa en un country de Pilar. Más allá que al principio de la operación el actor se erigió en el mayor capitalista, luego la bailarina destinó muchos recursos en la nueva etapa de refacción.
Además, la blonda se sumergió en una ola de proyectos profesionales, como su participación en el film Granizo, la conducción en Bienvenidos a bordo y su aterrizaje en Radio Metro. En todo ese contexto, la actriz se exhibió muy tranquila en el plano personal.
No obstante, en las últimas horas despertó la atención del mundo del espectáculo por una decisión peculiar. Resulta que Laurita se trasladó a la afamada Avenida Corrientes y se zambulló en un teatro, como una espectadora más. Lo llamativo se centró en la obra que eligió disfrutar el fin de semana.
Fernández presenció, y disfrutó, de la pieza Me duele una mujer, que casualmente protagoniza Nicolás Cabré, su ex pareja. Como si fuese poco, la blonda le lanzó muy buena onda al postear en su Instagram una foto del folleto de la representación teatral y escribir: “Hermosa obra”.
Ese gesto digital abrió las compuertas a las especulaciones de una posible reconciliación, así como brotaron rumores sobre que se encontraron en camarines y dialogaron muy enfáticamente. Ante este ruido, Laurita tomó el toro por las astas y explicó cómo es su relación con su exnovio en su ciclo radial: "Nosotros tenemos un buen vínculo pero nunca podría ser su amiga... no. Tampoco fui al camarín como dijeron, la devolución se la di en la sala".
