El dolor y la tristeza continuarán latente en la atmósfera por años, esos nubarrones de angustia no se disiparán probablemente jamás. Ahora el foco se direcciona en averiguar qué sucedió realmente con Diego Maradona en sus últimas semanas, desde esa llamativa internación domiciliaria en el barrio cerrado San Andrés.
Las incógnitas rodean todas esas últimas horas, con declaraciones contradictorias y una intensa labor de las autoridades judiciales. El sábado las tres hijas del astro Dalma, Gianinna y Jana se presentaron en tribunales y prestaron sus testimoniales, en esos dichos apuntaron directamente contra el doctor Leopoldo Luque.
Con esa contundencia, los encargados de llevar a cabo la investigación determinaron rápidamente desarrollar allanamientos en la clínica y en la casa del médico, con el objetivo de secuestrar documentación, celulares, computadoras, recetas, historia clínica y todo lo que sea necesario.
De esta manera, el domingo a la mañana se realizaron dos allanamientos simultáneos, uno en el centro de salud de Belgrano y otro en el domicilio de Adrogué. Justamente, Luque se encontraba en su hogar, con su mujer, cuando una comitiva enorme de oficiales ingresó en su morada.
Según describen, la pesquisa minuciosa implicó más de tres horas de labores, para no dejar ningún detalle al azar y capturar todo tipo de papeles y dispositivos, entre ellos los teléfonos del doctor que permitirá dilucidar todas las comunicaciones que tuvo Luque con los enfermeros a su cargo en la casa de San Andrés.
Todavía la causa no tiene carátula, pero lo cierto es que el médico está imputado a la espera de dilucidar si lo acusan de mala praxis, de abandono de persona o de negligencia.
Las hijas, y toda la familia de Maradona, desea conocer los pormenores desde la decisión de trasladarlo de aquella casa en el country de Brandsen a la clínica de La Plata para hacerse estudios, por qué lo operaron, quién firmó el alta de la Clínica Olivos y la estructura de cuidados armada en el barrio de Tigre.