Lizy Tagliani nunca abandonó su esencia, esa personalidad tan genuina y su característica de emprendedora. Además de solventar su meteórica carrera en la televisión, en base a talento y carisma, siempre continuó vinculada con su otra faceta, que es el mundo de la estética capilar. Por eso, los flashes no la obnubilaron y conservó su establecimiento en Recoleta.
De ese espacio mágico en el que explotaba su creatividad para los cortes, con las tijeras como una cincel, Lizy empezó a conectarse con el universo de los medios. Ahí en su salón “By Lizy Tagliani Estilistas” generó también oportunidades de trabajo para muchos, y ahora padece un momento muy triste, porque la dificultad que construyó el aislamiento para los comercios la puso en una encrucijada.
La imposibilidad de abrir las puertas hace semanas provocó la merma total de ingresos, al unísono que coincidió con la renovación del alquiler, con el habitual incremento. Un combo explosivo.
Lizy explicó el panorama: “Todo esto hizo que nos replanteemos la situación, justo el contrato vence en mayo y la verdad que el dueño del local necesita dinero, porque él dice que lo necesita para su mamá y está en todo su derecho. Por lo cual no puede respetar los tiempos que dice el Gobierno de esperar para que uno pague el alquiler, ni los 180 días ni nada”.
La animadora tuvo que tomar una drástica decisión y así la especificó: “El alquiler por ahora lo estoy pagando de mi sueldo de la televisión y cuando termine el contrato no vamos seguir con la peluquería. La idea es que cada uno de los chicos haga domicilio para juntar plata”.
Tal vez cuando finalice el contexto atípico del país, Lizy pueda volver a montar su peluqueria. Por ahora debió sopesar el dolor y optar por una determinación compleja.
