Después de 87 días sin verse, Leo Alturria y Lizy Tagliani por fin pudieron concretar un encuentro. Bajo un protocolo “anticoronavirus”, el joven se hizo presente en El precio justo y sorprendió a su pareja que se emocionó al verlo.
Para hacer más emotivo el encuentro, la producción organizó un juego en el que la conductora debía adivinar a quiénes pertenecían las voces.
Acertó las de Santiago del Moro, la de Rodolfo Barili y por último una voz se le hizo muy familiar y pensó que le estaban tomando el pelo.
Al sacarse la venda de los ojos pudo visualizar a su novio en la tribuna, el joven bajó rápidamente y la saludó con el codo. Luego llegó el momento más esperado, a través de una estructura plástica la pareja se pudo abrazar y besar respetando los protocolos sin ponerse en riesgo.
"Pensé que te habías olvidado de mi voz después de 80 días sin verte", le dijo el cordobés desde un lugar destacado de la tribuna. "Es una sensación linda que venía palpitando hace tiempo y estar acá ahora me hacen dar ganas de hacerte un montón de cosas", se sinceró.
Tras la sorpresa, Lizy recordó los encuentros virtuales que ambos mantuvieron. "En el medio planeamos una boda, hay que ver después, cuando nos encontremos", dijo cuando Alturria se acercó a saludarla "con el codo", y antes de que la producción les acercara un dispositivo para abrazarse protegidos.
"Te quiero decir que te amo, te extrañé mucho todo este tiempo, mucho. A veces me agarraban los arranques que, ya sabes, que te decía por teléfono... Te hacía escenitas y me puse celosa en un momento porque decía '¿cómo es que no nos podemos ver o qué estarías haciendo?'... Pero todos los días me voy a ir a dormir con una sonrisa pensando en que esto pronto va a pasar y vamos a poder volver a estar juntos", le dijo Lizy a Leo antes de fundirse en un abrazo con él.
Lizy Tagliani cerró su peluquería de Recoleta por la crisis que provocó el coronavirus
Hay una cifra que no viene en los partes del Ministerio de Salud pero también tiene que ver con el coronavirus y asusta parecido a la cantidad de infectados y fallecidos diarios: es el número de comercios que están cerrando a causa de la depresión económica que genera la cuarentena.
A todos los que ya se conocían -pizzerías, restaurantes, locales de ropa, de calzado, cafés, centros de belleza, etcétera- hay que sumarle uno más: lamentable y dolorosamente, Lizy Tagliani le bajó la persiana a la peluquería del centro de Buenos Aires donde acuño sueños propios y embelleció looks ajenos durante 12 años.
El de las peluquerías es uno de los rubros más afectados por el aislamiento decretado por el gobierno el 20 de marzo. Desde entonces, al menos en el ámbito metropolitano (lo que siempre fue “Capital y Gran Buenos Aires” y ahora se conoce como “AMBA”), no fue alcanzado por ninguna flexibilización ni parece ser suficiente protocolo alguno para avanzar en una reapertura, aunque sea parcial.
Con las puertas cerradas hace más de 80 días, a Lizy se le volvió imposible sostener económicamente su emprendimiento. Las cuentas son bastante sencillas: sin ingresos de ningún tipo durante un período tan largo, se vuelve una tarea ciclopea costear sueldos de personal y hacer frente a los servicios (impuestos, alquileres, expensas y en todo caso wifi), que se siguen cobrando religiosamente.