Todo es tristeza para las amigas íntimas de Silvina Luna, que la vieron apagarse durante casi 80 días hasta su muerte. Pero en medio del dolor y la impotencia por el modo trágico e injusto en el que Luna murió, les queda una cosa: el haber compartido incontables momentos hermosos con ella.
Silvina reía, reía mucho. Con su rostro dulce, siempre estaba para sus seres queridos, con quienes disfrutó incansablemente. Paseos en el río, brindis, salidas y fiestas: la actriz vivió al máximo hasta que sus fuerzas se agotaron. Así, vital y alegre, la recordó su amiga Eugenia Orellana, una de las que la acompañaron en sus últimos días.
Sumado al pedido de justicia que se realizó el miércoles 6 de septiembre, luego del velatorio a puertas cerradas y la despedida multitudinaria en el cementerio de la Chacarita, Eugenia eligió un puñado de momentos con Silvina y la recordó con emocionantes palabras en su cuenta de Instagram.
A la rosarina la vemos bailando, feliz en la naturaleza, pero también saludando a sus amigas, Eugenia y Analía, cuando no pudo asistir a su boda en la playa de Bocas del Toro, Panamá, su lugar en el mundo, que tanto disfrutó durante una larga temporada cuando soñaba con recuperar su salud.
LA CARTA DE UNA DE LAS AMIGAS DE SILVINA LUNA
Eugenia transcribió las últimas palabras del libro de Silvina Luna, una profunda reflexión que resulta estremecedora y profética con el diario del lunes. La actriz se definía como “una peregrina que avanza, en contínua metamorfosis, amando y entregándose a la vida, en un viaje eterno”.
Luego, Euge le escribió una carta a su amiga que arranca así: “Mi gorchi, no es casualidad que estas sean las últimas palabras que escribiste en tu libro. Quiero pensar que es una señal. Se qué todo es perfecto, y que tu misión terrenal llegó a su fin, para volar al infinito”.
“Pero no voy a negar que el corazón me duele como nunca antes, que siento que es injusto, que voy a extrañar abrazarte una vez más, reírme con tus picardías, mirarte atenta escuchando tus consejos, tus enseñanzas, reflexionar juntas, mimarte con las comiditas que más te gustaban”, sigue.
“Simple, sabia, generosa, auténtica, divertida, sentimental, buena amiga, buena hermana. Gracias por compartir tu camino conmigo, fue hermoso tenerte en mi vida, un regalo del universo. Gracias por aparecer en ese sueño y mostrarme que estás bien”, avanzó. Y cerró: “Te amo para siempre, volá alto. Ahora sos el ave fénix”.