Lorena Maciel la pasó mal. Muy mal. Sin embargo, este martes 1 de junio, regresará a la pantalla de Todo Noticias. A pesar de la buena nueva que sería volver a estar al aire, la periodista (madre de tres hijas y en pareja con el periodista Tato Young) se encontró con otra noticia de las que no se quiere saber nada: deberá volver a operarse.
“Empecé con una disfonía a finales del año pasado, cuando nos aflojamos un poco después de la cuarentana más estricta. Fue muy parecido a lo que me pasó en 2004, cuando falleció Adolfo Castelo, yo estaba embarazada de mi segundo hijo y fue tan fuerte el impacto de su muerte que me quedé sin voz”, contó, quien abandonó TN en el pasado mes de abril.
“Yo lo estaba reemplazando en Radio Mitre, en Mira lo que te digo. A partir de ese momento mi voz nunca volvió a ser la misma, pero tampoco nunca hice educación de la voz, y es mi herramienta de trabajo. Hace poco tomé conciencia del fonotrauma que tengo y de que nunca me cuidé. Vivo gritando y tengo un tono de voz muy alto desde chica”, aseguró Lorena.
“Yo creo que lo de la voz tiene que ver con que fue quedarnos un poco solos con Guillermo Lobo en la pandemia, con un programa de cuatro horas diarias, producir y estar codo a codo con quienes quedaron en la redacción. Muchos no podían ir a trabajar, y lo hacían desde sus casas, y hay que hacer cuatro horas diarias de noticiero. Llegaba a casa y empezaba a producir para el día siguiente aunque nadie me lo pedía, pero somos un equipo muy lindo”, afirma.
“Los fines de semana leía 150 mensajes de Instagram con pedidos de la gente sobre circulación, los que no podían mudarse, otros de Tierra del Fuego que no podían volver a sus casas. Le puse tanto el cuerpo que cuando me aflojé se me fue la voz. Para Navidad no había nadie para conducir y me tuve que aplicar corticoides porque no tenía voz. En enero me fui de vacaciones y pensé que volvía bárbara, pero la voz no se mejoró”, recuerda.
“Decidí ir a la foniatra, a Debora Gutkin, que me recomendó Pía Shaw y otros colegas también. Ella me mandó al otorrinolaringólogo Ignacio Mindlin, que además es cantante y está bueno porque entiende que la voz es mi herramienta de trabajo y que no puedo estar seis meses sin hablar. El otorrino trabaja con el cirujano (Rafael) Perrone y me estaban esperando para hacerme una fibroscopia. Por cómo me escuchaban la voz lesionada, intuían que podía haber algo”, explicó en La Nación a la periodista Liliana Podestá.
“Mis cuerdas vocales estaban muy dañadas y además había unas manchitas blancas, que mandaron a hacer una biopsia. Encontraron una displasia que no es mortal, pero hay que pelearla. No es cáncer, ni más grave que el nódulo que tengo en las glándulas tiroideas hace tiempo y que controlo todos los años. Me dijeron que si no fuera periodista, me operaban y sacaban todo pero me quedaría sin voz y no se sabe qué tipo de voz volvería. Fueron a buscar un daño en las cuerdas vocales y encontraron una displasia, pero fue a tiempo. Me gustaría decir que estoy curada pero no, voy a tener que convivir con esto, tal vez toda la vida", agregó.
“Me van a tener que operar otra vez, salvo que desaparezca, que es una posibilidad remota. Tengo que hacerme controles cada dos meses. Además voy a la foniatra tres veces por semana y tengo que cambiar algunas cosas. Soy parte de un grupo de running, de otro de ciclistas y todo es acelere y ahora tengo que empezar a bajar”, terminó.