Jugate Conmigo eclipsó a los jóvenes, transformó la televisión de los comienzo de los noventa. Esa propuesta fresca, que llevó a muchos adolescentes a protagonizar un formato innovador, que entremezcló juegos, música y actuación. Una de las figuras que nacieron en ese entorno fue Manuela Zeballos, que rompió cientos de corazones con su figura y su sonrisa.
Después de algunos años de mantenerse en el medio, con una base sólida de estudios en danza, a la par que se instruía en bioquímica en la universidad, la vida le cambió radicalmente. Un episodio muy angustiante la obligó a correr a España, para ir detrás de su hijo Gerónimo Gatti.
En el país ibérico luchó y muchísimo por reencontrarse con su pequeño, que tenía tres años en ese momento, luego buscó su independencia y trabajó como modelo en muchísimas campañas publicitarias, tanto en la gráfica, como en la televisión y en desfiles. Pero esa carrera artística que pintaba excelente se fue diluyendo por la obvia prioridad de criar a su amado niño, que hoy ya tiene 21 años.
Paparazzi se contactó con Manuela para conocer su presente, las vicisitudes de su camino y recordar a Juguete Conmigo. Con la amabilidad, y excelente léxico, como aliados, Zeballos aceptó responder, a pesar de las seis horas de diferencia.
A la hora de describir el punto de inflexión en el que su trayectoria pública viró, la morocha narró: “Estaba todo bien, tenía para hacer una novela en Miami, que se suspendió. Ahí tuve un problema familiar, mi ex se llevó a mi bebé, de tres años, a España por un mes de vacaciones. Pero después decidió no devolvermelo. Entonces fui a España por mi hijo, mi prioridad era trabajar y recuperar a Gerónimo. Así que todo lo artístico quedó en otro plano”.
En el plan de contar ese aterrizaje en el país ibérico, Manuela soltó: “Desde que vine pasaron 17 años. Al principio cuando llegué, tenía 27 años pero una cara aniñada, así que trabajé mucho en publicidad, como hasta los 38 años. Hice algunas escenas en una peícula Princesas y el videoclip de Sergio Dalma (Maravillosa criatura)”.
Claro que su capacidad para el estudio, que era un hábito muy sano en la época de Jugate, de hecho actuaba ese rasgo de “estudiosa” en el programa, le permitió virar su realidad. “Trabajé en empresas de todo tipo, como secretaria bilingüe, también en asesorías. Hasta que aprobé un examen para ser secretaria de juzgado. Así entré en un despacho legal corporativo multinacional, de los diez mejores del mundo. Así que estoy muy feliz, porque había estudiado algo relacionado con el derecho, amo mi trabajo de secretaria legal ejecutiva”, detalló la exnuera de Hugo Orlando Gatti.
Manuela y su filosofía de vida
A pesar de haber atravesado circunstancias muy delicadas, la actriz no guarda rencor, pero compartió un manera de entender las relaciones muy interesante. “Yo no soy de creer en el matrimonio, si creo en el amor, pero no en las instituciones. Considero que un hombre y una mujer se unen con un hijo, para bien y para mal, a mi me tocó vivirlo para mal”, contó.
En esa línea retrató su familia, su modelo, de hoy. “Hay distintos tipos, para mi la familia somos mi hijo, yo, mis dos gatos y mis primos. Claro que mi hermano y mi sobrino”, dijo.
Con actitud muy positiva para afrontar la vida, Manuela reconoció que con el padre de su hijo ya está todo el dolor superado. “Todo perdonado, pisado, soltado, todos evolucionamos, estamos en un momento muy bonito. La único que me da tristeza es que hace 9 meses murió mi mami”, aseveró con mucha entereza.
El corazón de Manuela
Después del padre de su hijo, Manuela volvió a reamar parejas, hasta que hace unos meses finalizó un vínculo de un año y medio. Pero lejos de considerarlo un problema, sabe que es una circunstancia y no tiene miedo de volver a apostar por el amor. Mientras, Gerónimo le llena el alma, la mantiene activa.
Esa joven de pelo lacio, ojos atrapantes, figura tallada y una sonrisa cautivante que brilló en Jugate Conmigo durante 1993 y 1994 se reinventó, luchó con uñas y dientes y construyó un perfil corporativo en el primer mundo.
Producción: Luciana Elbusto.