Está en cuarentena. Más allá de las normativas de salud y gubernamentales, Mariana Brey (41) decidió el aislamiento voluntario. No sólo para ella sino para toda su familia, compuesta por su pareja, el piloto de turismo Pablo Melillo, la pequeña Juana de casi un añito, fruto de su relación con el corredor; Luca, de siete, de una anterior relación y los dos mellizos del experto en cuatro ruedas de competición. Todos se quedaron en casa, en la intimidad del hogar, luego de arribar al Aeropuerto Internacional de Ezeiza después de haber disfrutado de un viaje de placer.
“Es un momento de aislamiento, de cuidarnos entre todos. Hay un tema personal que debe estar presente en cada uno de nosotros y tener la responsabilidad del aislamiento obligatorio. Es una responsabilidad social e individual que está por encima de cualquier norma. Llegamos del exterior y debemos aislarnos por catorce días, así lo haremos mi familia y yo”, declaró, plantada.
Por estos días, puertas adentro la panelista de Los ángeles de la mañana y sus seres queridos rememoran lo que vivieron días atrás recorriendo distintas ciudades de Estados Unidos, al tiempo que, de a poco, desarman las valijas que trajeron y reordenan los placares con lo que adquirieron también allá.
NorteAmérica. Para todos los gustos, con el fin de complacer a cada integrante de la familia y aprovechar al máximo los días instalados en el país del norte, Brey y su pareja decidieron cumplir una seguidilla de actividades en distintas ciudades. Los días de playa los encontraron en Miami, no sólo tendidos bajo el sol y bien cerquita del mar sino compartiendo distintos juegos en familia, sobre todo con el hijo mayor, con el que practicaron, entre risas, distintas acrobacias sobre la arena.
Terminados los días a puro calorcito y, también, claro, recorrida por distintos shoppings, llegó el turno de trasladarse a Nueva York, la ciudad de la Quinta Avenida. Desde lo imponente de su arquitectura y luminarias, la familia visitó distintos puntos estratégicos, de los más conocidos a escala internacional, ahora sí súper abrigados para hacerle frente a las bajas temperaturas. Posaron en el conocido puente de Brooklyn, uno de los lugares más emblemáticos y románticos de la ciudad.
Caminaron a pie firme por la Quinta Avenida, una de las calles destacadas por sus locales a la calle y las marcas de moda más reconocidas. Y claro, como no podía ser de otra manera, también en la seguidilla de recorrida visitaron Time Square, la famosa intersección de calles en Manhattan. Aparte de pasear, de recrearse la vista, de maravillarse ante lo imponente de la gran manzana, probaron, sobre todo los chicos y adolescentes, que se sorprendían ante las distintas ofertas de menúes lugareños.
“Fue una experiencia que vivimos todos juntos, somos un montón, y estuvo buenísima. Pudimos hacer todo lo que queríamos y salió tal cual lo teníamos planeado. Antes de volver, como estábamos al tanto de todo lo que fue sucediendo con el avance del coronavirus, decidimos regresar e inmediatamente quedarnos en casa. No sólo son lindas las postales que tenemos en fotos sino que, lo más importante, son lindos los recuerdos compartidos que podemos guardar por siempre, más allá de los regalitos, sobre todo para los más chiquis, que trajimos. Pasamos por todos los climas, del calor al frío intenso y nos adaptamos con gusto. Fuimos realmente muy felices todos”, le resumió Brey a su entorno, a la espera de poder regresar a las actividades laborales. ¡Hasta la próxima!