Las cosas se volvieron mansas en la vida de Marina Calabró. Después de una semana a puro “tiro” con su hermana Iliana, la periodista de América y La Nación + bajó los ánimos y terminó festejando su cumpleaños en calma
La fiesta privada se dio en el restaurante La Stampa, en la zona de Palermo, donde sólo estuvo la familia y algunos invitados más. “La estrella de la noche fue su hija Mía, claro. Por lo linda. Esa chica será modelo”, coincidieron todos.
“Yo amo mucho, profundamente, a mi hermana y necesito más presencia de ella. Siento que está esquiva a nosotros, a la familia. Ya desde que papá se fue”, había dicho Iliana, empezando todos los chismes sobre la mala relación familiar.
Una semana tardó todo en calmarse. Y fue en la casa de la abogada Aba Rosenfeld. “No fue pelea, fue un desencuentro”, argumentó Iliana. Coca, en tanto, sumó lo suyo y marcó la cancha: “Estoy contenta porque están juntas y se quieren, mis dos únicas hijas”.
Marina fue más fuerte y dejó algunos temas sin resolver: “Estoy feliz, lo juro. Fue una tarde de muchas emociones porque también para mí era pensar ‘bueno, cómo será el encuentro’. Con Coca no porque no pasaba por ahí el conflicto, pero en el fondo de mi corazón sabía que iba a ser un reencuentro lleno de amor y que iba a fluir; y que no iba a haber esta cosa de ‘mmm... te miro raro o te paso factura’. Yo no tengo facturas para pasar”.
“No me hago la buena, no es mi especialidad hacerme la buena, pero no tengo ningún reclamo para hacerle. Ya nos sentaremos a hablar y a pasar algunas facturillas que quedaron pendientes en varios talonarios”, cerró Marina antes de la cena en Palermo