Tras varios años de ejecutar una distancia de los flashes, de direccionar sus energías a otro tipo de actividades, como su marca de ropa, Marixa Balli retornó con fuerza a la pantalla chica y por ende al inconsciente colectivo con su incorporación a LAM.
Ángel de Brito detectó que la artista podía transformarse en un eslabón interesante del entramado de su panel, para fusionar con otras personalidades disímiles como Yanina Latorre, Nazarena Vélez, Andrea Taboada y Marcela Feudale.
Desde su desembarco, allá por finales del 2022, Marixa encontró su lugar, su voz, su aporte, más vinculado con sus experiencias personales nutridas en el universo de la farándula que por la recopilación de datos sobre los famosos y ahí radica el acierto.
Recientemente, Balli protagonizó un momento televisivo de alto impacto al narrar con detalles su traumático episodio, con ese accidente de auto en el 2000 en el que falleció su pareja. En su relato, la bailarina confesó que sintió el “frío de la muerte”.
Todo este presente estimula a ahondar en la cotidianidad de Marixa y en ese sentido posar la mirada en su día a día, más precisamente en su hogar, ese que logró moldear a su gusto después de tantos años de recorrer escenarios y estudios de televisión.
Balli suele alimentar sus redes sociales con sus viajes, mayoritariamente por el interior del país, pero abrió una pequeña rendija a su casa, que se caracteriza por una amplitud notoria, con ambientes kilométricos y una decoración que mixtura elementos modernos con clásicos.
Uno de los espacios que más ha exhibido se vincula con el parque de su propiedad, donde se destaca una piscina maravillosa, rodeada de césped, vegetación y un deck pensado para recibir visitas. Ahí suele reunir a sus seres queridos, a sus más íntimos, su familia y amigos de la vida.