Martín Liberman cumplió con el segundo sueño más importante de su vida. Papá de Blas en una relación anterior, el conductor y su actual pareja, Ana Laura López, se sometieron a tres tratamiento de fertilización hasta que la deseada noticia de un embarazo llegó a sus vidas.
Y ahora Martín y su esposa bailarina recibieron entre sus brazos a Milo, luego de una cesárea programada en el Sanatorio De la Trinidad, en el barrio de Palermo, con un peso de 3.360 kg. "Nosotros teníamos en claro que el bebé nunca había girado, que estaba de cola, por lo cual la posibilidad de un parto natural era muy remota...", contó Martín en sus primeras horas como papá.
"Entonces, hablando con el obstetra, nos pareció que no habiendo otro camino más que la cesárea, lo mejor era programarla con tranquilidad y no salir corriendo en medio de la madrugada. Decidimos programa para el lunes a la tarde pero era algo que sólo sabíamos Anita y yo", confió el actual jurado de Los 8 escalones, en las noches de El 13.
"Nosotros somos así, somos medio raros... Pero a mí me gusta que nadie sepa nada para que no me metan presión. Imaginate que desde el día anterior hubiera estado toda la familia preguntando a qué hora, cómo y dónde. Así que yo prefería que nadie supiera nada y Anita coincidió conmigo, de manera que lo vivimos juntitos y tranquilos. Pasamos un fin de semana genial: salimos a comer el viernes, el sábado y el domingo. Nos pusimos al día, porque hoy era el gran día. Pero solo nosotros lo sabíamos", contó Liberman a Infobae.
"Todos dicen que Milo es grandote pero yo lo veo chiquito. Yo en un momento de mi vida había dejado de lado por completo la posibilidad de ser padre otra vez. Siempre quise que Blas tuviera un hermano, pero después mi pareja anterior (con Marcela Greco) se terminó. Y ahora en lo único que pensaba era en tratar de ser feliz. Pero encontré una buena compañera, joven y que no había pasado por esto todavía. Y esa fue una de las primeras cosas que me planteó cuando empezamos a salir", compartió Martín, a corazón abierto.
"En un tiempo te cuento cómo me llevo con los llantos nocturnos y con el cambio de pañales de nuevo. En su momento, lo disfruté y que fui feliz con eso. Pasaron 12 años. Hoy creo que tengo más aplomo y más madurez. La verdad es que es muy lindo tener un hijo. Yo lo miro y todavía no caigo", concluyó Liberman, feliz con el nuevo integrante de la familia.