Dicen que con los años se pierde el pelo pero no las mañas. Y luego de ocho años de psicoanálisis, y cansado de fingir, el conductor de Paso a paso no sólo dejó atrás su larga cabellera sino que, lejos de los prejuicios, decidió blanquear su fanatismo por Boca Juniors. Afortunado en el trabajo, soltero, y con ideas claras en cuanto a las relaciones, Martín Souto (47) se anima a hablar de todo y por primera vez confiesa.
“Me cansé de caretearla. Y eso también tiene que ver con el psicoanálisis. En los medios inevitablemente se caretea y no se puede decir todo lo que se piensa. Trato de dibujarla, ser objetivo, pero soy hincha de Boca de toda mi vida. Hace 30 años que voy a la Bombonera a ver a Boca. Mis hijos y mi viejo también son hinchas. Tengo capacidad de análisis y mucha gente no lo sabe. Si querés ver de qué cuadro es un periodista deportivo fíjate cuando critica, porque ahí le sale el hincha, lo pasional”, afirma.
–¿Qué se siente que para el futbolero sea un clásico irse a dormir con Paso a paso, tu programa?
–Lo primero que te hace sentir es viejo. Paso a paso lleva 17 años al aire, seguimos a pesar de tantos cambios en el fútbol, mostrando cosas diferentes. Nunca fue el programa del régimen, sino uno en el que hinchábamos las bolas, cuando no teníamos derechos, los movileros.
–¿Qué disfrutás cuando no trabajás?
–Cada vez me aburre más el fútbol. No me considero periodista deportivo, no me gustan ni me interesan los deportes. Tengo mil maneras de relajarme que no tienen que ver con el fútbol: escuchar música, juntarme con amigos. No soy un enfermo del fútbol, si pasa eso hay una limitación. Me gusta la política. El psicoanálisis me encanta, me psicoanalizo hace ocho años y me permitió conectar mis mambos, mis fantasmas, y empezás a ver las cosas desde otro lugar.
–¿Tu casa tiene vista a la Bombonera por fanatismo?
–Viví mucho por esta zona y cuando vi que la terraza daba a la cancha sentí que era una señal. Siempre voy a la cancha, al sector B. No me quedo en el palco de prensa y voy hace 30 años. He pedido días en el trabajo para seguir a Boca. Hay un montón que eligen no decirlo, y yo llegue hasta aquí.
–El periodista deportivo tiene rótulo de chamullero.
–Me pagan por hablar, así que es imposible que no sea chamullero. ¡Si vivo de eso!
–¿Cómo te llevás con tus colegas?
–Me llevo bien, pero hay una cuestión de vedettes, egos, y no juego ese partido. Voy al costado del camino y tengo mi ego resuelto. No veo quién la tiene más grande, y hay gente que actúa de mala fe. Hay altos psicópatas y gente de mierda en el periodismo deportivo.
–¿Cómo sos como padre?
–Mis hijos tienen 14 y 12. Empecé a psicoanalizarme para solucionar algunas dificultades como papá. Disfruto, pero siento responsabilidad y carga. Tener hijos es lo más maravilloso y tremendo que puede pasar. Te quita libertad, pero es genial.
–¿Estás en pareja?
–No. Es jodido estar en pareja conmigo, no por mi personalidad sino porque estoy a favor de la libertades individuales. Que cada uno haga lo que quiera sin dar explicaciones. Si comparto es desde el amor. Me gusta disfrutar del placer del otro en todos los aspectos, y no cualquiera está preparado para eso. La libertad de estar con quien uno quiera, lo otro es impuesto y todos tenemos deseos con otras personas. La infidelidad y el deseo están, y eso es mentirse a uno mismo.
-¿Cómo lo solucionaste?
-Por eso tengo ocho años de psicoanálisis para intentar dejar de mentirme a mí mismo. Aún dibujo algunas cuestiones para no hacer daño al otro. No me molestaría si la otra persona está con otro, y si la quiero sería egoísta. El amor es generosidad, no posesión. En la cama compartís, no te pertenece. ¿Qué tiene que tener una mujer para que me atraiga? Personalidad, vida propia y que sepa lo que quiere.