Se había terminado el amor. Esa historia romántica que brotó rápidamente en las entrañas de la casa de parecía culminar en un final anticipado y sorpresivo. Juliana y Maxi ya no caminaban por Gran Hermano de la mano, pero algo cambió y en las últimas horas se entregaron a una reconciliación fogosa.
Hace unos días se viralizó el clip de Díaz sumida en un llanto incontrolable en el baño, tras salir de una ducha. Las imágenes la exhibieron con la toalla en la cabellera y un mar de lágrimas que recorría su rostro y que se iniciaba en las pupilas. Una situación desgarradora.
Encima, Maxi utilizó una frase muy poco agradable para contarle a Agustín los motivos que lo empujaron a tomar distancia de la santafesina: “Tiene cosas que ya he vivido y no tengo ganas de repetirlas. Parece que estoy viendo el inicio de mi relación más tóxica”.
No obstante, la vibración surgió de nuevo con fuerza y los imantó otra vez. Los tortolitos se dieron rienda suelta a limar asperezas y acordaron recomponer el vínculo sentimental y pasional. Para lo cual optaron por una manera muy íntima, que tuvo lugar el domingo.
Resulta que Juliana y Maxi detectaron que sus cuerpos se extrañaban y decidieron sumergirse de lleno en el sauna, un espacio que les brinda cierta privacidad, más allá de las decenas de cámaras que inundan la casa. Y así ese lugar se dirigieron para fundirse en un reencuentro de pasión.
Mientras que Giudici aguardaba en el living a que su chica se acercara, Coti lo vio y le preguntó: “¿Se van al sauna?”. Frente a la respuesta positiva, la correntina hizo un gesto de sana envidia y le tiró un tip: “Creo que hay una frazadita y varias almohadas que dejamos ayer a la noche”.
Por otra parte, Juan Reverdito, antes de salir eliminado de la competencia, los descubrió al regreso de ese momento de fogosidad y no dudó en exclamarles: “Ya no se como decirles a usted dos que se dejen de comer delante de pobres, cortenla, por favor”.