Hace más de diez años, Mónica Ayos decidió hacer las valijas junto a Diego Olivera, su esposo, y sus hijos, Federico y Victoria, e irse a vivir a México. Se podría decir que está acostumbrada a estos avatares, pero lo que ocurrió esta semana en el Distrito Federal fue mucho. Hasta para ella.
Desde sus redes sociales, la genial cómica y actriz relató lo que ocurrió, en un hecho muy parecido al del 2017 cuando estaba en una fiesta de cumpleaños con unos amigos.
"Llamó Spielberg y dijo que era mucho", dijo en la mañana de este martes 23 de junio, moestrando fotos del ventanal que se rompió en su casa: "Estamos bien. Nosotros llevamos diez años en México, ya nos acostumbramos a que acá hay temblores y conocemos el protocolo de emergencia. Pero sumado al confinamiento por la pandemia ya se parece a una película de extrema ficción".
Ahora, la pareja Ayos y Olivera reside en un barrio cerrado, donde tienen una casa para tener algo de verde y poder pasar mejor la cuarentena. Los daños que recibieron en la propiedad fueron menos, pero si hubiesen estado en su departamento todo podría haber sido muy diferente: "Nuestro ventanal que da al jardín es gigante y el vidrio hecho especial para sismos, aún así se quebró".
SU VIDA ALLA
Ayos, que cumplió 48 años el viernes 19 de junio, ya era mamá de Federico cuando cruzó su vida con la de Olivera, que era soltero. El flechazo fue inmediato, imparable y, por lo que se ve, también parece eterno. Estaban consolidando la relación cuando les salió la chance de ir a México. Y allí fueron.
El tiempo les dio la razón: Olivera se consagró rápidamente como una estrella de las telenovelas mexicanas, el mercado más fuerte -sobre todo económicamente- de toda latinoamerica. A ella le llevó un tiempo más, pero también lo consiguió. Aprendió a hablar en neutro, y hoy también es una figura de la televisión de aquel país.
Ayos y Olivera tuvieron una sola hija, Victoria, hoy de 16 años a la que muchos le ven futuro en el mismo ambiente por su parecido a su mamá. Actriz, modelo, o cantante, lo que quiera ser. Parece tener el camino allanado, un poco también por lo que sembraron sus padres con esfuerzo y dedicación.
“La morocha de mi vida. La mujer que más amo en el planeta. Fruto de un amor hermoso, fuerte como pocos, un amor todoterreno que traspasó fronteras. La mezcla entre Diego Olivera y yo. Nuestro retoño”, la describió Ayos en ocasión de algún cumpleaños.