Tuvo que tomar una decisión, le costó muchos meses pero finalmente la aceptó. Nacha Guevara se tenía que mudar y lo concretó. Dejó atrás sus años en una casona de Zona Norte para mudarse a pleno corazón de la Capital Federal.
Hacía tiempo que sus amigos, muchos de ellos vinculados con el mundo del espectáculo como Marcelo Polino y Verónica Lozano, le venían insistiendo a Nacha con que deje atrás sus días en la propiedad en la que vivió sus últimos siete años y resigne la naturaleza que la acompañó en el día a día, entre otras cosas.
Le aconsejaban que se instalara en alguna zona que le guste, que esté cercana a los teatros del centro porteño y que le permita, también, estar mas cerca de sus afectos sin necesidad de tanto viaje en auto. Y aunque le costó desapegarse del hogar donde, incluso, pasó el Aislamiento Social y preventivo, concretó el cambio de casa a semanas del cumple 102 de su madre.
Eligió una linda propiedad en la coqueta zona de Recoleta, cerca de la emblemática Plaza Francia, la facultad de derecho y el icónico Museo de Bellas Artes, entre otros atractivos de la zona para turistas y residentes. Pero antes de armar las valijas y contratar una empresa que traslade sus muebles y electrodomésticos, Guevara se puso “manos a la obra”.
Una vez que se decidió por el lugar donde se iría a vivir, quiso “ponerlo a punto” y darle su toque especial. Por eso, pincel en mano y tachito de pintura, se dedicó a embellecer algunos rincones de la casa a los que les quiso poner un amor especial.
Y terminado el traslado de todas sus pertenencias, abrió algunos regalos de sus amigos, que tanto insistieron para tenerla mas cerquita por el especial comienzo, que tiene un saborcito especial para la artista. Casa nueva, vida nueva pero siempre respetando su metodología de vida con el que llegó espléndida a los 80.