El amor brota desde lugares mágicos, e inesperados, para transformar todo. Natalia Lobo es un fiel reflejo de ese hechizo intangible, porque hace cinco años encontró al hombre de su vida, cuando nada lo avizoraba.
La actriz sintió un flechazo maravilloso, que se solidificó en 2020 con el enorme paso de convivir con Ariel Polaco, esa alma que eligió para caminar juntos a la par. En la cuarentena más estricta, el profesional del comercio exterior le ofreció casamiento.
Esa boda se transmutó en una realidad el sábado anterior, con una ceremonia y celebración muy especial, por el contexto de la naturaleza. Con el sol radiante, Lobo caminó al altar en el Booting Club, un predio gigante ubicado en Beccar, con salida directa al río.
Claro que antes de experimentar las sensaciones más maravillosas de caminar al altar, Natalia experimentó una situación límite, de esas que sacuden todas las estanterías y que ponen en riesgo todo, hasta la existencia en el día siguiente.
La actriz se animó a confesar el trauma que aconteció: “Antes de que empiece la pandemia, en noviembre de 2019, fui al médico y tuve una situación difícil. Me asusté mucho. Me sacaron 25 centímetros de intestino, fue de esas situaciones límite que te conectan con la vida”.
Para graficar en toda su dimensión lo que sufrió, Natalia aseveró: “Sentí que la muerte estaba cerca y él (por Ariel) me acompañó y se asustó mucho. Y cuando salimos del médico, dos días antes de operarme, llegamos a la esquina y me dijo: ´Cuando termine todo esto, basta, nos casamos´. Le dije que sí, lo abracé y fue un momento en donde sentí que la tierra se abre, de mucha unión y potencia”.
Para completar el relato y la importancia del ahora su marido, Lobo narró: “Estuvimos muy unidos y me acompañó un montón, se quedó toda la semana conmigo en la clínica, un amor. Esos momentos en los que el amor cuando es verdadero, crece”.