Wanda Nara, siempre Wanda Nara. Todo, pero absolutamente todo lo que rodee a la influencer genera atracción, así como diatribas, porque su cotidianidad extravagante (cargada de lujos) provoca un sinfín de reacciones en el público.
La mediática sigue en el centro de atención, un interés que se maximizó con el protagonismo del escándalo más estridente del año, ese que se coció alrededor de la infidelidad revelada de su marido Mauro Icardi con la China Suárez. Todavía resuena en el aire los detalles de esa relación clandestina, que se consumó en una noche de hotel en París.
Ahora, el foco se direccionó a su aterrizaje a Argentina, ya que Wanda viajó a estas tierras para tomar posesión de la mansión en Nordelta que le entregó Maxi López a cambio de deudas millonarias por la falta de cumplimiento en las cuotas alimentarias por los tres hijos en común.
En apenas unos días, Nara ya consiguió sacudir las estanterías con las beldades de esa mansión. ¿Cómo? En primera instancia porque el fin de semana se descubrió que es vecina íntima de Pampita, dado que sus jardines se separan por unos metros de un lago artificial implantado en Nordelta.
Increíble, pero real. Wanda y Carolina Ardohain viven muy cerquita una de la otra. Así también se puso el foco en las diferencias, dado que la esposa de García Moritán realizó un bautismo top de Ana, mientras la mujer de Icardi armó una celebración más colorida y relajada del cumple de su hijo Constantino. Dos eventos que sucedieron al unísono.
Pero eso no es todo. Ahora se sumó un detalle fabuloso, porque apareció en escena Luciana Salazar, motivada tal vez en conseguir visibilidad. La blonda también reside en el mismo barrio privado y aprovechó para llevar a su pequeña Matilda a conocer a Isabella y Francesca.
Claro que no se perdió la oportunidad de postear semejante encuentro y clavó una foto de las tres pequeñas y le tiró flores a Nara: "¡Miren que vecinitas más lindas que tengo! Fran e Isa. La foto la sacó la genia de su mamá, Wanda”.