Fanática hasta la obsesión de ostentar cada cosa lujosa que compra, que consigue, que la mandan o que tiene, es probable que Wanda Nara no haga alharaca ni saque chapa del lugar que le dieron en el estadio Parque de los Príncipes en ocasión del último partido que disputó allí el PSG, equipo en el que milita su marido, Mauro Icardi.
La rubia llevó a su hermana Zaira a la cancha, y vieron los 90 minutos de acción desde un lugar muy incómodo. Tan a contramano que seguramente no lo va a mostrar jamás. Muy lejos, claro, de la familia de Lionel Messi y los jeques árabes, que son los dueños del equipo.
Nada de "7 estrellas" ni de cercanía con los top-top. Las argentinas fueron enviadas "a un rincón", como se decía antiguamente en las escuelas cuando un niño hacía travesuras. Y desde allí, más cerca "de la popu" que de las ubicaciones estratégicas, tuvieron que seguir las alternativas de un encuentro que acabó en fácil victoria del elenco parisino: fue 4-0 sobre el débil Clermont.
Mauro Icardi fue suplente e ingresó al campo de juego a los 33 minutos del segundo período, cuando el marcador ya había alcanzado las cifras que serían definitivas. Los medios deportivos internacionales suponen que el PSG tiene todas las posibilidades de obtener con comodidad y holgura la Ligue One -el nombre del campeonato francés, que el año pasado quedó en manos del Lille- y que el máximo desafío del conjunto parisino es levantar por primera vez la "orejona" que se entrega a los campeones de la Champions League.
Para tener una idea del poderío del PSG, alcanza con informar que Icardi, un jugador que venía de ser convocado nuevamente para el seleccionado argentino, reemplazó a la super estrella local Killian Mbappé, por quien el Real Madrid ofreció 130 millones de euros en lo que hubiese sido el pase mas caro de la temporada.
El conjunto parisino se transformó en una "sucursal" de la Argentina en el centro del mapa futbolero del viejo continente, ya que a Icardi hay que sumarle a Leandro Paredes, un baluarte de la selección que comanda Lionel Scaloni, a Angel de María, autor del gol que le dio a nuestro país el primer título tras 28 años de sequía.
Y nada más y nada menos que a Lio Messi, última y resonante incorporación con acento blanquiceleste. El entrenador también es compatriota: Maurio Pochettino tiene la obligación de llevarlo muy lejos y encontrar lugar para cada estrella que tiene en el plantel.
A Wanda le gustan los mejores lugares, los hoteles a todo trapo, los autos super deportivos, el oro, los brillantes, el desborde de color y de despliegue. Y además le encanta mostrarlos. Quizás por eso no haya dicho nada del lugarcito común y silvestre que le dieron en la cancha el otro día. Y la ligó Zaira, pobre...
LAS FOTOS DE LAS TARDE LEJOS DEL GLAMOUR QUE VENDE WANDITA