La propuesta de la noche en Bake Off Argentina era armar un menú para ir al cine que le escapara a los típicos pochoclos o nachos con cheddar. Con la idea de la cita romántica en la cabeza, Paula Chaves hizo su recorrida de siempre por las estaciones para charlar con los participantes.
Pero, esta vez, Chaves encontró una gema luego de insistir con Gino Minucci, el joven estudiante de ingeniería de 22 años que no se saca la boina ni para dormir. La conductora estaba decidida a sonsacarle información sobre una chica que había mencionado al pasar y terminó enternecida con la historia que escuchó.
Mientras Gino preparaba un dip de tomates secos para comer ante una película, ella deslizó: “¿Y con la chica…? Que el otro día dijiste, que se llama Fátima… ¿no?”, a lo que él, algo incómodo y mientras se movía de acá para allá, le respondió: “Puede ser, puede ser…”.
“Paula está pinchando, insistiendo todo el tiempo, quiere nombres”, dijo Minucci luego en el backstage, sobre este interrogatorio en el que Chaves estaba determinada a ir a fondo. “¿Hace cuánto que estás con ella?”, preguntó ella, directamente.
“Somos amigos de toda la vida, desde salita de tres, más o menos”, contó, aunque aclaró que no estaban de novios. “¡Ay no! Me muero, me vuelvo loca… ¡como Messi y Antonela!”, reaccionó ella, comparando la historia del jugador y su esposa, que se pusieron de novios en la adolescencia.
“Sí, más o menos”, asumió Minucci, nervioso. “¿Y cuándo fue que te diste cuenta que Fati ya no es más la amiguita del jardín?”, indagó Paula, al hueso. “Hace como tres meses, con un gin de más…”, finalmente reconoció el concursante de Pérez Millán.
“Ya me pongo nervioso, es que estas cosas no me gusta hablar a mí”, se excusó el chico finalmente, antes de confesar que se considera “romántico”, “pero nunca me había enamorado”. Y si bien aclaró que no son novios formales, sí hay algo, y ese “algo” ya tiene… ¡casi 20 años!
“Ah, lo dijiste vos, ya lo dijiste…¡se te escapó! Me voy con unas confesiones…”, cerró la conductora del reality de Telefe, feliz con su hallazgo, mientras él, rendido, admitió: “Me enganchó justito… Qué fluya”.