Natalia Oreiro ha construido un puente invisible, pero sólido, con Rusia. Un país que en apariencia no dispone de muchos puntos de contacto con la cultura rioplatense, pero que en el caso de la actriz significó una casa más, otro hogar en que la cobijan.
La historia comenzó hace décadas, con la emisión de la novela Muñeca brava, desde esa piedra basal, la uruguaya se convirtió en un furor en tierras rusas, pero a límites insospechados. La admiración no solo proviene de sus interpretaciones actorales, sino con su carrera musical.
Tal es el grado de idolatría, que Natalia filmó un documental de una extensísima gira que llevó a cabo por Rusia, por decenas de ciudades, en el que queda claro el amor incondicional de los habitantes de esa potencia mundial. En cada una de las paradas, la actriz llenó estadios y provocó coberturas interminables de medios y fanáticos.
En 2016, Oreiro tomó la decisión de solicitar la ciudadanía rusa, un trámite que se demoró, pero que en los últimos días terminó por resolverse favorablemente. Así, la famosa acaba de recibir la habilitación legal para disponer de esta condición.
Atenta al acontecimiento, Natalia se subió a su Instagram, que abrió recientemente, para armar una serie de videos en los que habló en ruso para exteriorizar sus sensaciones. Con la sonrisa a flor de piel, la esposa de Ricardo Mollo manifestó: “¡Queridos amigos! Quiero agradecer a Rusia y a todo su pueblo el gran honor que es para mí este reconocimiento”.
En la continuidad de ese testimonio vía su plataforma digital, Natalia agregó unas palabras muy emotivas: “Nuestra relación lleva más de veinte años de amor y siento que este lazo será más fuerte. ¡Muchas gracias! ¡Hasta pronto! ¡Los amo!”.