Una tarde de sol: un parque, un par de amigas, un perro, una charla intimista pero también de bueyes perdidos, un rato al aire libre después de tanto encierro. Lo que pintaba como una jornada tranquila, agradable y amena casi termina en un problemón para la actriz Manuela Pal: mientras conversaba animadamente con su conocida quiso acariciar a la mascota, que estaba durmiendo: el resultado de la maniobra -para algunos imprudente- lo evidencia su rostro. Más precisamente, su labio inferior. Pudo ser peor, pero por suerte fue solo una magulladura.
"A mi siempre me enseñaron que a los perros no se los toca ni se los acaricia cuando están durmiendo, pero bueno, no me di cuenta" se lamentó Manuela al contar por qué tenía una venda en el labio. "Para los que me preguntan qué me pasó y por qué tengo el labio así, acá les cuento la historia" había anticipado.
"Estábamos charlando lo más tranquilas con mi amiga y ella estaba con su perro. Cuestión que el perro estaba dormido, y yo lo quise acariciar. Le quise hacer unos mimos y bueno, reaccionó como puede reaccionar un perro al que le interrumpen el descanso. No me di cuenta. Hay que ser más prudentes y no hacerlo" remarcó la actriz en su cuenta de Instagram, donde la siguen casi 350.000 personas.
Poco después, insistió con que "hay que tener cuidado y ser prudentes con las mascotas, porque por más que las querramos y tengamos ganas de manifestarles ese cariño no dejan de ser animales y hay que respetar sus momentos. Lo cuento para que no le pase a nadie más".
Como la enorme mayoría de los artistas, Pal vio interrumpida su labor profesional por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, en un reciente reportaje que le brindó a la revista Caras destacó que aprovechó la cuarentena para "acercarse" a su hija Amparo, con quien estrechó el vínculo de manera infinita. Incluso, hicieron muebles juntas. La nena cumplirá 5 añitos el día de Navidad, el 25 de diciembre.
Mientras tanto, aguarda -como todo el mundo- que se termine la pandemia para regresar a la actividad artística. Y en esa espera va aprendiendo cosas. Por ejemplo, a esperar a que el perro se despierte si es que quiere acariciarlo o hacerle un mimito.