Increíble, pero real. Sufrió durante semanas por su eliminación del reality, imploró que le ofrecieran una segunda oportunidad y finalmente logró que sus ex compañeros la convocaran a acoplarse de vuelta a Gran Hermano. Juliana Díaz disfrutó de ese beneficio, pero lo desperdició.
La santafesina apenas duró cuatro días desde su reingreso a la casa más famosa de la televisión argentina. “Tini” sufrió en carne propia el castigo por sus errores, por no cumplir con la básica y entendible regla de no soltar ningún dato de lo que percibió en el exterior.
Esa clara, cristalina y sencilla guía de límites que le encomendó la producción del reality no la supo cumplimentar. Tras reiteradas advertencias y sanciones intermedias como ir directamente a placa, la producción tomó la peor determinación y la eliminó automáticamente.
Ni tiempo para armar su valija, para juntar sus pertenencias. Nada de nada. La voz del locutor le transmitió el castigo, ante el silencio sepulcral de todos los concursantes y la desesperación de su novio Maxi, que rápidamente comprendió que perdía por segunda ocasión a su pareja.
Con un lenguaje corporal de extrañeza y congoja, Juliana caminó por el jardín, abrió la puerta y se quedó afuera del reality para siempre. Una situación que provocó el llanto de su novio e incluso permitió que La Tora regresara para ocupar su espacio.
Tras las imágenes, Santiago del Moro también exteriorizó su asombro y expresó al aire su reacción de incredulidad por semejante sanción: “Más que vibra la casa, vibra el estudio, estoy temblando después de lo que acaba de pasar. Quiero saber cómo está la casa, cómo está Maxi, cómo quedó Juliana”.