Irrumpió en la escena con un estilo novedoso, tanto en lo musical, como en la vestimenta, la postura y el mensaje. Apenas se había transitado por la ruta de la década del 90, cuando Jazzy Mel saltó a la notoriedad con su rap, ese beat tan poco investigado en Argentina, que con la combinación del pop pegó hondísimo en el país. Pero, tras solo dos discos grabados, que alcanzaron ventas tremendas, el músico emigró a Europa.
Durante muchos años quedó instalado como una figura de culto, y siempre valorado por apostar al rap y el hip hop, estilos muy arraigados con lo neoyorkino y no con lo sudamericano. Este hombre nacido en Uruguay hace 54 años, se erigió desde pequeño en un nómade, y vivió en diversos países, aunque se terminó de criar y moldear en Buenos Aires.
A pesar de la exposición, nunca se comió el “personaje”, y siempre bregó por un perfil bajo. Paparazzi lo rastreó para conocer su actualidad y repasar su carrera.
No es mi caso el del artista que llega al éxito y la caída le juega una mala pasada
En cuanto la consulta de por qué no prolongó su estadía en los escenarios argentinos, Mario Antonio Pietruszka relató: “Mi caso fue distinto, estuve 2 años en Argentina, por eso se me vio esos dos años y no se me vio más. Antes yo vivía en San Pablo, estuve esos dos años en Buenos Aires y me fui a Bélgica. Por eso no me vieron más, porque en esa época no existían las redes y demás”.
Claro que en sus valijas al Viejo Continente también las engordó con sueños y mucha música, porque además de su carisma para las rimas, Jazzy ejerce con mucha pasión el trabajo de producción en los estudios de grabación. “Estuve en Bruselas y Amberes produciendo. Después regresé a Argentina con la idea de montar varios estudios de grabación. Siempre en la música, no es mi caso el del artista que llega al éxito y la caída le juega una mala pasada. Todo lo contrario, muy agradecido de todo lo que me dio la música, la gente, esa es mi historia”, describió.
El rapero no se entrelazó con la fama de casualidad, fue a causa de muchas acciones valientes, como subirse a un camión a los 21 años que lo llevó de Pompeya a Brasil, o trabajar en un puesto de comida al paso o convencer a un discográfica carioca de grabar un disco de rap, que terminó siendo en inglés por imposición.
Por eso, el autor de “Fue amor” razonó con mucho tino: “No sé si es interesante mi obra, pero como llegué a grabar mis discos es lindo, más allá de la locura de irme sin un peso a otro lugar que no conocía es una buena historia. Salió bien, porque podría haber salido mal. Le puse mucha voluntad, hubo momentos en que la pasé muy mal”.
Un nombre muy especial
Se lo habrán preguntado millones de veces, pero siempre surge a la luz la curiosidad de la elección de su nombre artístico. “Jazzy Mel es la acombinación del jazz, que me encanta, y el gran master Mell Mel, que es uno de los primeros raperos y que me inspiró muchísimo. Siempre lo admiré, y finalmente en el 2017 lo pude conocer, fui hasta el Bronx y llegué a hablar con él”, develó.
Sus días de hoy
Después de todo el periplo, Jazzy terminó afincado en Argentina. Y la música lo acompaña como un amor fiel y puro.
“Salvo por el parate de la pandemia, en este momento me encuentro haciendo shows, hace 10 años, por el interior del país. Muy contento del reencuentro con el público, que es lo más lindo, que es mi cable a tierra. Ahí vivo las devoluciones del público, que te cuenta las anécdotas de la época. El escenario me gusta mucho, pero tengo el tema de que eso no tiene una continuidad, me gusta algo que pueda hacer todos los días, por eso trabajo mucho en el estudio”, exteriorizó.
Respecto a la vida cotidiana, el cantante describió: “Soy bastante de estar en casa o en el estudio, esos son los dos lugares. Estoy separado, pero tengo un hijo de 7 años, Benicio, que veo todas las semanas, ahora con eso de la pandemia estoy como loco”.
El bajo también es su instrumento para expresarse musicalmente, con las cuatro cuerdas ha colaborado con muchas bandas, al tiempo que ayuda en el proceso creativo, la “cocina” de los discos. Mientras en su retina se aglutinan miles de experiencias maravillosas, las que forjó en busca de sus sueños.