La quinta edición de Gran Hermano mantuvo la expectativa del público, que ratificó el éxito de este formato. En aquella oportunidad el premio mayor quedó en manos de Bam Bam, Esteban Morais, y varios personajes surgieron de la casa, como Andrea Rincón y Floppy Tesouro. En esa camada también brilló Renzo Rosso.
Este cordobés, que llegó desde su pueblo Arias, casi por casualidad y que a los 23 años dejó su huella en los 53 días que permaneció adentro. Con su facha, sus valores, buena onda, arte culinario y un romance con Celeste Nicpon. Claro que podía haberse sumergido en los medios con sus cualidades, pero solo transitó unos dos años con las presencias y las notas en los programas de televisión. Después de eso, nunca más tuvo contacto con la exposición.
Por eso, Paparazzi se comunicó con Renzo para conocer un poco de su devenir. En relación con ese alejamiento de los flashes, Renzo contó: “No sucedió, tal vez porque no lo busqué tanto, no se si quería que pasara. Además me encontré con cosas que no me gustaron tanto, que se relacionan con falta de calidad humana en una gran mayoría del ambiente. Por ahí no deseaba tanto formar parte”.
Claro que también se topó con situaciones gratificantes al terminar su recorrido por GH. “Me divertí mucho, fue muy productivo el pos en muchos aspectos. Por ejemplo, pude viajar mucho por todo el país con las presencias. Eso me permitió conocer mucha gente, que es una de las actividades que más me llena”, exteriorizó.
EN EL MEDIO ME TOPÉ CON COSAS QUE NO ME GUSTABAN, COMO FALTA DE CALIDAD HUMANA EN EL AMBIENTE
El rubio recordó el encadenamiento de sucesos fortuitos que derivaron en su ingreso en Gran Hermano. “Fue de casualidad, un primo de Córdoba Capital iba a ir al casting y me dijo que fuera con él. Como coincidió con una visita que le iba a hacer, me animé a presentarme. Sinceramente, sucedió, porque no tenía ninguna intención en particular, muy distinto a esos que lo buscan para hacerse conocidos o famosos. En mi caso fue pura casualidad”, así lo rememoró.
Renzo Rosso y su proyecto de vida
Entonces su vida se tiñó de otros tintes, por eso emprendió varios negocios en su ciudad del interior de Córdoba, así como trabajó en turismo. Justamente en su tierra se enamoró de Rocío, con quien se casó en noviembre pasado, tras diez años de noviazgo. Con su mujer armaron un plan de vida muy desafiante, que la pandemia ha demorado.
“Estábamos a quince días de irnos a Italia, teníamos todo armado para iniciar un cambio radical de vida. Ahora el coronavirus nos puso en un impasse, pero vamos a hacerlo”, describió. Una vez en el viejo continente, Renzo anticipó que se podría cristalizar el paso a buscar un hijo.
En definitiva, el Tano, como lo llamaba Jorge Rial, ha caminado mucho, es emprendedor, también profesor de batucada y se encuentra punto de saltar a Europa para iniciar un nuevo desafío.
Declaraciones: Luciana Elbusto.
