Si bien Yanina Latorre ha hecho de su vida una especie de reality donde, a través de instagram, comparte el día a día con sus seguidores, incluso dando tips, consejos o haciendo reclamos, en medio de un almuerzo de cumpleaños la angelita reveló un secreto no menor que tenía bien guardado.
Mientras la mediática estaba reunida con sus amigas en un restó que está ubicado dentro del Jardín Japonés, un encargado del lugar se acercó a la mesa para darle unos presentes y dicho momento, por supuesto, fue grabado por la mujer de Diego Latorre que inmediatamente lo subió a sus historias y sorprendió con una confesión.
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“¡Amo! El Jardín Japonés, y encima nos dan regalos. Voy a colgar a lo que me dieron”, arrancó Yani mientras que, al ver lo que le tocó a su compañera, acotó: “El Daruma lo tengo, ya lo conozco y lo amo. Hay que pintarle un ojito. Soy japonesa, obvio que ya lo pinté y lo tengo en la mesa de luz. Cuando se te dio algo… completás el otro ojo”.
“Me llegó el nuevo símbolo. Tengo otro de estos, pinté el ojito izquierdo, pedí… y se dio. No voy a decir qué, porque aunque ustedes no crean algo me guardo. Raro en mi, pero me guardo. Se me dio, lo completé, le pinté el ojito derecho. Y ahora que tengo uno nuevo… voy por otro objetivo. El que se me cumplió era un deseo hermoso”, cerró la panelista de Los Angeles de la mañana.
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Fue a partir de esa seguidilla de stories que llamó la atención ese objeto, al parecer, tan preciado para Yanina. ¿Qué es el Daruma? Es uno de los amuletos más representativos de la cultura japonesa. Conocido popularmente como el Muñeco de los Propósitos, promete ayudar a las personas a conseguir todos esos objetivos que se propongan.
Los japoneses regalan este amuleto con la idea de que alguien pueda cumplir nuevos objetivos, aunque también una persona se lo puede autoregalar. Cuando la persona tiene decidida su meta, debe pintar uno de los ojos del Daruma y, cuando se materialice, hacer lo propio con el otro en señal de agradecimiento.

“Es símbolo de la perseverancia. Cuando fijan el objetivo en su vida le pintan el ojo izquierdo. Cuando se te dio completás el otro ojo y lo ponés en un lugar bonito de tu casa, cosa de que cuando lo veas te vas a esforzar más. Es para probar la fortaleza que tenés en conseguir”, le resumió el encargado del japonés a las amigas de Yanina.
"Al Daruma hay que pintarle un ojito. Lo pinté y lo tengo en la mesa de luz. No voy a decir qué, porque algo me guardo. Se me dio, lo completé, y le pinté el ojito derecho", confesó Latorre.
De esa manera, siguiendo esos pasos, en el marco de una ceremonia ritual llamada Daruma Kuyo, los japoneses devuelven estas figuras al templo para demostrar la gratitud y comprar uno nuevo para el año que sigue.

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