Ubicada en una exclusiva y tranquila zona de San Isidro se encuentra la mansión que poseen Guillermo Andino y Carolina Prat. Disfrutando del gran terreno junto a sus hijos, la enorme casa cuenta con 1500m2, de los cuales 600m2 son ocupados por un extenso y abierto parque.
La construcción parece sencilla en el exterior, pero por dentro se aprecian todas las comodidades y lujos como un patio recibidor que le da la bienvenida a los invitados, pequeñas cascadas en la entrada de la casa, un enorme living con varios sillones y una imponente chimenea, y también arcos de fútbol colocados en el patio cerca de la gran piscina y el solárium.
Pero una de las cosas más llamativas de la distribución de la propiedad, es que además de contar con elementos del Feng Shui y presumir una construcción con materiales naturales como la piedra y la madera, la mansión posee un cuarto muy especial para el conductor, al cual denominó “Andinolandia”.
En aquel espacio reservado únicamente para los adultos, el conductor de televisión se construyó un museo infantil con una inmensa colección de sus jueguetes favoritos: Pistas de autos y trenes, barcos, muñecos de distintos dibujos animados y hasta un flipper.
Sumado al caos del recuerdo de la niñez, el periodista cuenta con una colección de seis mil soldaditos, los cuales cuida dentro de una vitrina y son únicamente retirados de sus estantes el día del cumpleaños de Guillermo, ya que Carolina decora la torta con aquellos personajes diminutos.
También las paredes están recubiertas de posters y cuadros alusivos a la infancia de Andino y sobre los muebles hay cientos de muñecos decorativos sobre dibujos animados o artículos relacionados al fútbol, como una réplica de la Copa del Mundo obtenida por Argentina en México ’86.
Además, se aprecian cómodos sillones para pasar toda la tarde, cuadros de fotos familiares y varias bolsas y muebles cargados de cosas en su interior. No obstante, lo más importante de esta habitación es que está cuidada bajo llave y solo con el permiso de Guillermo Andino se puede ingresar a la misma.
¡Increíble!